Carolina de Mónaco, una princesa a la última, en la Primavera de las Artes

Por hola.com

La Princesa de Hannover ha presidido un año más en Mónaco, el Festival Internacional de las flores. Arropada por su esposo, el príncipe Ernesto de Hannover, su hija Alejandra -la primera vez que participaba en esta gala anual de la Primavera de las Artes- y por su hermano, el príncipe Alberto, Carolina inauguró la exposición organizada con motivo de la 36º edición del Concurso Internacional de "bouquets" de Flores, en Mónaco.

Exultante, feliz, modernísima, y a la vez, más primera dama del principado que nunca, Carolina recorrió una parte del inmenso pabellón -más de 6.000m2 de exposiciones- y puso especial interés en los espacios dedicados a las nuevas creaciones (se tiende cada vez más a mezclar hortalizas y frutas con flores). No sólo por la inmensa variedad de plantas usada, sino también, por las composiciones florales son cada vez más sofisticadas y creativas. Un lugar donde se rinde culto a la belleza y donde no es hazaña imposible encontrarse con el corazón de la naturaleza.

Maravillada, una vez más por los arreglos florales, -algunos de ellos, auténticas obras de arte- contribuyó, con su presencia, a dar una mayor dimensión social y cultural del Principado. Y, también, como en su día hiciera su madre, a apoyar el trabajo de los cientos de participantes, así como de los dos jurados que, anualmente, intervienen en este certamen. Uno de ellos formado exclusivamente por profesionales especializados en la materia; el segundo, por personalidades reconocidas del mundo literario, político y artístico.

Inaugurado en 1968
El concurso, organizado por el Garden Club de Mónaco, fue fundado por la princesa Grace -al igual que el baile de la Rosa, Amade, el Ballet Clásico de Montecarlo- , en 1968, y está presidido desde la muerte de ésta por su hija, Carolina, que, en esta nueva edición, le rindió honores luciendo un bolso ( pochett) diseño de Takashi Murakami para la firma Louis Vuitton con flores estampadas (cherry blossom) sobre el anagrama de la casa; y unas sandalias de la firma Prada que llamaron poderosamente la atención: charol azul abrazado por una tira verde (imitando el tallo de una planta) atado en nudo y con dos terminaciones en flor completamente distintas, tacón de aguja plateado del mismo color y ribetes de seda floreada como toque oriental, la última tendencia en la pasarela.

La Princesa que eligió para esta nueva muestra floral un atuendo muy sobrio y casi invernal (chaqueta de ante deshilachada y falta de twedd de Chanel) buscó la fantasía y un poco de color en sus complementos: sus escarpines, su bolso de mano y especialmente en sus joyas. De hecho, esta princesa modernísima, mezcló sus piedras de la suerte: amatistas, cuarzo rosa, topacio, piedra lunar (engarzadas en pulseras, dos solitarios y un collar) montado sobre oro amarillo; de nuevo el último grito junto con su gran reloj de pulsera: un Techno Marine.

Alejandra, que cumplirá cuatro años el próximo 17 de julio, con su vestido blanco de nido de abeja (nid d’ abeille con flores y bodoques bordados con nudo francés en forma de rombo y onda), su sombrero blanco de ala redondeada, de rafia y yute, y sus sandalias rosas fue sin lugar a dudas la gran protagonista de la jornada y, también, la que más veces reclamó la atención de su mamá, Carolina de Mónaco. De la mano y siempre pegada a la Princesa (una imagen tantas veces repetida cuando la Princesa era tan solo una niña y era la princesa Grace de Mónaco quien iba descubriendo para ella el mundo), Alejandra se portó como una auténtica princesa.