Averbach, Austria

Por hola.com

A esta casa de alta montaña, rodeada por 4.100 hectáreas de bosque, suelen acudir la princesa Carolina y el príncipe Ernesto dos semanas al año, en temporada de caza. Ligados de corazón a estas tierras, los príncipes de Hannover han asistido, también, en alguna ocasión como invitados de excepción a algunas celebraciones especiales y lo han hecho, con los trajes tradicionales de Grünau. El Príncipe, con el atavío masculino típico. Carolina, con el conjunto tirolés, compuesto por un vestido color verde mar, delantal rojo, camisa blanca con cuello claudine y un chaleco verde botella para rendir honores a esta aldea minúscula escondida tras las montañas austríacas de Salzkammergurt; muy cerca del hotel Treehouse, pequeño tesoro para aquellos viajeros que no buscan alojamiento a través de las guías.

En su capilla fue bautizada Alexandra
Un increíble paraíso -por sus tierras discurre el pequeño río de Grünau- en el que la familia cuenta con piscina, cancha de tenis, casa de recreo, así como con impresionantes bosques en los que hacer turismo bajando ríos en canoa, haciendo excursiones en balsa y dando paseos a caballo.

Este castillo es, además, muy especial para la familia porque en él tuvo lugar el bautizo de su única hija en común, la princesa Alexandra, poco después de que ésta naciera en el hospital Voecklabruck, a 70 kilómetros de Salzburgo, en septiembre de 1999. Un bautizo que se realizó por el rito protestante -Carlota fue su madrina- y que fue oficiada por el obispo evangélico de Hannover y el abad católico de Kremsmuenster, quien leyó un ritual romano en la Capilla Huberti, donde se celebró la ceremonia del Sacramento.

Asimismo, en este castillo está enterrado el hermano del príncipe Ernesto, Ludwig Rudolph, y la esposa de éste, la condesa Von Thurn, que fallecieron en el mes de noviembre de 1989 dejando huérfano a un niño de un año, Otto Hannover.