Enrique y María Teresa de Luxemburgo, como en casa en Bélgica

El Gran Duque: "Me conmueve regresar al país de mi querida madre"

Por hola.com

Hay viajes oficiales que no parecen trabajo. Por la amistad que une a invitados y anfitriones; por los emotivos recuerdos que el país trae a sus visitantes; porque los huéspedes se sienten como en una segunda patria... Uno de esos ha sido la visita de Estado de tres días que iniciaron ayer los Grandes Duques de Luxemburgo a Bélgica. El país al que unen al soberano luxemburgués lazos de sangre -su madre, la Gran Duquesa Josefina, era hermana del rey Alberto- y en el que éste pasó algunos de los momentos de su vida más fascinantes.

La pareja ducal se trasladó en coche desde Luxemburgo. Delante del palacio les esperaba, lista para partir, una escolta motorizada a la que en Bruselas se añadió un acompañamiento de caballería para hacer la entrada en el palacio real. Allí se interpretaron los himnos nacionales, se inspeccionó a la Guardia Real y se hicieron las presentaciones de las delegaciones. Poco después, Enrique y María Teresa se desplazaron a la Columna del Congreso para realizar una ofrenda con una corona de flores. De nuevo acompañados de una colorida y regia escolta a caballo.

Al final de la mañana los invitados luxemburgueses, que ya habían almorzado con sus parientes belgas y habían recibido la visita del primer ministro Verhofstadt, se dirigieron al ayuntamiento de Bruselas. En la Sala Gótica, el alcalde, Freddy Thielemans, sorprendió a los presentes con un discurso parcialmente en luxemburgués, lo que fue correspondido con cálidos aplausos por parte de Enrique y María Teresa. Uno de los momentos más esperados por los belgas fue su salida al balcón del ayuntamiento que convocó a cientos de admiradores.

Banquete de Gala en Laeken
Como broche de oro a esta primera jornada de visita, la [Familia Real de los belgas] obsequió a sus invitados con una cena de gala en el palacio de Laeken. Durante los brindis, el Gran Duque Enrique dirigió unas cálidas palabras a sus tíos, y en especial al rey Alberto, su padrino. "Me conmueve viajar estos días por el país de nacimiento de mi querida madre, su hermana. Usted sabe que Bélgica siempre ocupó un importante lugar en su corazón. Además ella supo compartir y transmitir este afecto a sus hijos".

"Me produce gran alegría volver a verle, Señor, mi tío y mi padrino. Es usted un modelo de Jefe de Estado, devoto y querido. Sus esfuerzos en pos del bienestar son para mí una fuente de inspiración. Debido a nuestros lazos familiares puedo decir que me siento aquí como en mi segunda patria, ya que durante mi infancia, y en compañía de mis hermanos, disfruté aquí de vacaciones entrañables". Asimismo, el Gran Duque alabó a su "muy estimado primo Felipe" por su trabajo por el fomento del comercio, del que también se beneficia el Gran Ducado.