Si el anuncio de su nacimiento causó una verdadera sorpresa en el pequeño reino de Luxemburgo, su última aparición en la boda de sus padres ha resultado ser para el pequeño un momento estelar en su corta vida de bebé.
El muñeco de todos Los luxemburgueses, que recibieron con asombro y cierto desconcierto la noticia que la Casa Ducal lanzaba desde palacio sobre el tercero de sus vástagos ("... El príncipe Luis, de 19 años y su novia, la soldado Tessis Anthony, de 20, están esperando un bebé..."), disfrutaron el fin de semana pasado, por primera vez, del regalo de ver al recién nacido en uno de sus mejores momentos desde que llegara al mundo: querido y rifado por todos. Y es que aunque ha pasado más de un año desde que los Grandes Duques anunciaran que pronto se convertirían en abuelos (un estatus que alcanzaron el mismo año 2006 en el que han celebrado sus bodas de plata y en el que el Gran Duque ha alcanzado el medio siglo), no fue hasta el pasado viernes cuando el más pequeño de la casa recibió como Gabriel de Nassau su primer gran baño de masas en familia.
De hecho, y a diferencia de su llegada al mundo -nació el 12 de marzo pasado- que fue llevada con la máxima discreción, protagonizó la ceremonia religiosa e hizo las delicias de todos durante la misa. Y es que el pequeño Gabriel, con su faldón de principito, sus mofletes, y sus ojos grandes y curiosos, tuvo más "éxito" que los propios novios.
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