Carlos III, en su larga andadura como heredero, dejó ver su opinión personal sobre muchas cuestiones, entre ellas la presencia británica en la guerra de Irak, la dominante posición de los supermercados en la cadena de producción alimentaria, la restricción de la Unión Europea a la medicina alternativa, la modificación genética, el calentamiento global, la planificación urbanística o la arquitectura