La romántica cita de los Duques de Cambridge

Con este encuentro el príncipe Guillermo y Catherine ponen fin a sus vacaciones y vuelven a la rutina

Por hola.com

El príncipe GuillermoCatherine siguen tan enamorados como el primer día. De esto no cabe duda a juzgar por los románticos días que acaban de pasar en Anmer Hall, su idílico refugio en Norfolk, una de las 150 propiedades situadas en las 20 mil hectáreas que la Reina Isabel II posee en Sandringham y que fue cedida a los Duques de Cambridge.

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Con las manos entrelazadas y bajo la cálida luz de la tarde, el matrimonio tuvo una cita para dos en el restaurante del hotel The Kings Head, en la localidad de Great Bircham, según ha publicado The Express. Dado a que habían llegado al restaurante conduciendo su propio coche y que al volante iba el príncipe Guillermo, este optó por tomar una soda con lima, mientras que Catherine degustó un vino blanco espumoso. Ambos pidieron para cenar un plato de pescado con verduras mediterráneas asadas y salsa arrabiata. Como hacen muchas parejas a la hora del postre, pidieron un solo helado de vainilla pero con dos cucharillas, para poder así compartir el dulce momento.

Los otros comensales del restaurante se sorprendieron al ver a los Duques en una actitud tan relajada y cómplice. “Guillermo estuvo muy considerado y atento con Kate. Ellos estaban muy acaramelados y no podían mantener sus manos separadas”, declaró una persona presente durante la cena al periódico. E incluso, algunos se atrevieron a saludar: “Cuando habían terminado la cena, un par de lugareños se acercaron y los Duques fueron muy sonrientes y serviciales. La sensación era abrumadora pues parecían muy contentos de mezclarse con los lugareños”.

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Después de la cita, que duró unas dos horas, los duques y sus guardaespaldas -que aguardaban en una mesa cercana- se marcharon del restaurante poniendo rumbo de nuevo hacía Norfolk, donde han pasado las últimas dos semanas supervisando las remodelaciones de esta gran casa de campo. Un lugar que seguro que hace las delicias del pequeño George, pues ya advirtió Catherine que deseaba que el joven príncipe pasara algún tiempo fuera de la capital inglesa pudiendo disfrutar del aire fresco de la campiña. Por lo que todo apunta a que en los próximos meses la familia dividirá su tiempo entre Norfolk y el palacio de Kensington.

Después de estas merecidas vacaciones –que han servido para que los padres primerizos repongan fuerzas de cara al próximo otoño, en el que además el Príncipe estrena un nuevo trabajo como piloto de ambulancias aéreas- el matrimonio regresó a Londres acompañados de Lupo, su inseparable cocker spaniel. Así que igual que todo el mundo los Duques de Cambridge han tenido su particular operación retorno y ayer llegaron a la estación de King Cross, vestidos con ropa informal y cubriéndose la cabeza con gorras de beisbol para intentar pasar desapercibidos. Al salir de la estación de tren fueron recogidos por un monovolumen, hasta el que ellos se encargaron de subir su propio equipaje. Como a todos, a la realeza también se le terminan las vacaciones y tiene que volver a la rutina.