Los hermanos Windsor se reunieron en Sandringham para celebrar la Navidad junto a los otros 30 miembros de la Familia Real inglesa. Pero los hijos del Príncipe de Gales hicieron un inciso entre celebración y celebración y llevaron su espíritu navideño al campo de fútbol, donde midieron sus fuerzas por una buena causa.
El príncipe Harry, luciendo una versión recortada de la barba jengibre que creció durante su reciente expedición al Polo Sur, demostró sus dotes futbolísticas en el tradicional partido benéfico que se disputa todos los años en la finca de Norfolk: marcó el segundo gol y se convirtió también en un gran defensa para su equipo haciendo una dura entrada al Duque de Cambridge. Pero los dos hermanos dejaron a un lado sus diferencias en el terreno de juego y una vez acabado el partido entre los trabajadores de finca de Sandringham y los lugareños vecinos de Castle Rising, se fundieron en un abrazo.
El Duque de Cambridge, que vestía camiseta a rayas rojiblanca y calcetines con los colores del Aston Villa en honor a su equipo favorito, también lo dio todo en el reñido encuentro, que terminó con un diplomático empate 2-2. El príncipe Harry, que vestía camiseta blanca, parecía agotado a su regreso de su viaje de 200 millas hasta la Antártida. Pero, con todo, logró puntuar. Otro de los jugadores se lesionó durante el partido y fue llevado al hospital, pero el juego continuó y los dos equipos se dieron al final la mano tan amigos. Alrededor de un centenar de aficionados fueron a ver el partido y a animar a sus parientes y amigos. Los hermanos Windsor fueron aclamados por su primo Peter Phillips, su esposa, Autumn, y sus preciosas hijas, Savannah e Isla. Por algo el futbol es el deporte rey.
