El príncipe Carlos y la duquesa de Cornualles han interrumpido sus vacaciones en el castillo de Balmoral, en Escocia, para viajar a Londres y visitar los tres barrios de la capital que se vieron afectados por los disturbios callejeros que se produjeron la semana pasada y que conmocionaron al Reino Unido.
La primera parada de su visita fue un centro de ocio para jóvenes en Tottenham, el Tottenham Green Leisure Center, que se ha transformado en un lugar de asistencia después de los altercados, que terminaron con casi 2.800 detenidos. Allí estuvieron hablando con varios miembros de los servicios de emergencias que trabajaron en la zona para conocer de primera mano detalles de esta oleada de violencia callejera y felicitarles por su trabajo. También se reunieron con un grupo de niños y subrayaron que es necesario ayudar a los jóvenes a reforzar su autoestima para que no sucedan estas cosas, además de ayudarles a integrarse y comprometerse con la sociedad.
Después se trasladaron también al los barrios de Hackney y Croydon, donde dejaron el mismo mensaje y recalcaron que sólo una pequeña minoría fue responsable del caos causado en las calles londinenses. Durante este viaje han dejado al descubierto su faceta más cercana y se han mostrado muy cariñosos con los afectados.
Según ha informado Clarence House, tenían prevista esta vista desde la semana pasada y coincide con el anuncio de la fundación de Carlos de Inglaterra de aumentar la ayuda a los jóvenes de las áreas más afectadas pos los disturbios, -las ciudades de Manchester y Birmingham y los barrios londinenses de Hackney, Tottenham y Croydon -, a los que se destinarán casi tres millones de euros para que tengan más oportunidades y puedan abandonar la marginalidad. Esta fundación del príncipe, creada en 1976, ha ayudado hasta ahora a unos 600.000 jóvenes marginados
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