Nunca antes plantar un árbol se hizo con tanto glamour como demostraron ayer en los Reales Jardines Botánicos de Londres el príncipe Carlos y, especialmente, su invitada de honor, Sheikha Mozah bint Nasser Al Missned, consorte del Emir de Qatar y presidenta de la Fundación de Qatar para Educación, Ciencia y Comunidad, con motivo de la inauguración de la Exposición del Jardín Corán.
El Príncipe de Gales y la Jequesa de Qatar, embajadora del mundo islámico en la misma línea de Noor y Rania de Jordania y Salma de Marruecos y, como ellas, también bella por dentro (dedica gran parte de su tiempo a proyectos humanitarios) y por fuera (a la vista está), recorrieron juntos los jardines. A continuación, para marcar la ocasión, echaron mano a la pala y, trajeados y sin ninguna guisa de quien se va a dedicarse a los cuidados del jardín, se pusieron a plantar un manzano. Un árbol en el jardín de la sofisticación: él, fiel al estilo inglés y ella, con guiños al qatarí coronando, como acostumbra siempre, su conjunto con un turbante.
