Los Windsor inauguran las carreras de la Royal Ascot

Pompa y esnobismo volvieron a darse cita en la tradicional competición hípica

Por hola.com

La alta sociedad inglesa se puso ayer el sombrero para asistir a la apertura de la Royal Ascot, una de las competiciones de caballos con más tradición del Reino Unido y con patrocinio de la [Familia Real inglesa] desde 1711. En cada una de sus ediciones, el acontecimiento hípico despliega un escaparate de conocidas personalidades de todos los ámbitos sociales y una llamativa pasarela de moda por la que desfilan mujeres con deslumbrantes, originales, inverosímiles y, a veces, irreverentes sombreros.

La cita se espera en estas fechas con entusiasmo, no tanto por la competición en sí, sino sobre todo por el espectáculo que se crea a su alrededor, es una de las preferidas de la [Familia Real inglesa]. Cada año, durante los cinco días que dura la competición, uno a uno, los Windsor ingresan en procesión, con una esmerada puesta en escena, en el recinto. Y mientras durante el solemne desfile las manos reales se agitan en un constante saludo, el público lo que busca ansioso es el tocado. Ayer, la [reina Isabel] encabezó una vez más la tradicional procesión de carrozas, que precede a la primera carrera, dando así el pistoletazo de salida a tan ilustre acontecimiento social, con un conjunto bicolor (blanco roto y negro) con estampado de hojas y sombrero a juego.

Estilo Windsor en Ascot
Le seguían el resto de los miembros reales, sus cuatro hijos y algunos de sus nietos (los grandes ausentes fueron los príncipes Guillermo y Harry): el príncipe Carlos y su esposa, la Duquesa de Cornualles. Camilla llegó al evento luciendo una creación de color blanco hueso con plumas de su diseñador de cabecera, Philip Treacy, el mismo que se encargara de los tocados para su boda con el [Príncipe de Gales].

La princesa Ana asistió acompañada de su hija. Zara Phillips, conocida por su espontaneidad y naturalidad, se convirtió en el blanco de las miradas por estilismo, calidez y simpatía. Y es que no sólo obtuvo los elogios más sonados de los garantes de la moda por el sombrero y atuendo elegido (blusa de organza beis con lazada al cuello y falda de vuelo de color negra, y un sombrero beis ladeado con dos enormes flores y motivos de plumas), sino también hizo el deleite de los observadores por el efusivo abrazo y cariñoso beso que plantó a su tío, el príncipe Carlos, a modo de saludo.

El príncipe Andrés acudió con sus hijas, las princesas Beatriz y Eugenia, de 19 y 18 años respectivamente, que se decantaron por blancos vestidos minifalderos combinados con chaquetas cortas: la primogénita de los Duques de York optó por una negra a juego con los complementos y tocado con adorno de plumas bicolor; la segunda vistió de violeta azulado y tocado a tono con ornatos florales y plumíferos.

El príncipe Eduardo y su esposa, la Condesa de Wessex, fueron otros de los rostros conocidos que se dieron cita ayer en el césped del hipódromo. Al igual que el resto de las damas, el sombrero de Sophie Rhys-Jones tampoco pasó inadvertido. Un diseño verde pistacho, adornado con una flor beis y plumas. Los miembros de la Familia Real y la alta sociedad inglesa contribuyeron a que este año tampoco decayeran la pompa y el esnobismo de Ascot. La imaginación, la extravagancia y las ganas de divertirse fueron la tónica. Y así hasta cinco días.