Los Condes de Wessex llevaron ayer a su hijo recién nacido al hospital Great Ormond Street para someterle a pruebas de carácter urgente. El pequeño James, de tan sólo cinco semanas de vida, pasó la noche en una sala privada del centro médico infantil con su madre a su lado.
Los médicos llevarán a cabo un chequeo adicional esta mañana al octavo nieto de la reina Isabel II de Inglaterra. No se han dado detalles oficiales de su condición, pero el periódico Daily Mail asegura que fuentes del círculo de amigos del príncipe Eduardo y su esposa, Sophie Rhys Jones, han señalado que "no se teme en absoluto por la vida del pequeño". "Se le practicaron algunas pruebas y se le harán otras más hoy, por eso su madre ha decidido permanecer la noche con él", dijo una fuente cercana a la pareja.
La misma fuente señalaba: "Tiene sólo cinco semanas y eso es por lo que están preocupados al tener que hacerle tantas pruebas". La señal de que no reviste especial gravedad la daba el príncipe Eduardo que ha mantenido su agenda para el día de hoy: "Eduardo tenía una serie de compromisos en Worcestershire hoy viernes y los mantendrá lo que es un símbolo de esperanza, de que no se trata de un problema serio". Al final, parece que todo ha quedado en un susto y una visita de urgencia del bebé que no tiene ninguna enfermedad fuera de lo común.
El pequeño James, que recibirá el tratamiento de vizconde de Servern, es el segundo hijo de los condes de Wessex. Sophie perdió el primer hijo que esperaba a causa de un embarazo ectópico y la alegría llegó al hogar del hijo menor de la reina Isabel con el nacimiento de Louise, el ocho de diciembre del 2003, y este año con la llegada de James.
