La popularidad de Kate Middleton, tanto en el entorno de la Familia Real inglesa como en los medios de comunicación ingleses, debe mucho a su natural "desparpajo". Es obvio que la novia del príncipe Guillermo se siente como pez en el agua en su nuevo papel, bien disfrutando de su trato con los Windsor bien conversando con las más relevantes personalidades del mundo de la moda, como demostró el pasado miércoles en la apertura de una tienda de moda.
Kate Middleton, vestida para la ocasión con una refinada chaqueta rosa de seda y un veraniego vestido de flores, llegó con su hermana pequeña Pippa a la inauguración de The Shop At Bluebird, el nuevo establecimiento de los grandes amigos de la familia Windsor John y Belle Robinson -el príncipe Guillermo y Kate disfrutaron el mes pasado de unas paradisiacas vacaciones en la villa que el matrimonio Robinson posee en Mustique-. El Príncipe, que se encuentra actualmente completando su instrucción militar en la prestigiosa academia de Sandhurst, no pudo asistir con ella a la velada, pero la joven, que demostró estar muy integrada en la familia de su novio, estuvo acompañada por su primo segundo Freddie Windsor y lady Grabriela.
A su llegada hizo girar las cabezas de la mayoría de los asistentes, pero no se le ha subido a Kate la popularidad a la cabeza. Conserva intactos su modestia y su fuerte sentido de la amistad. A pesar de su elegancia, confesó que la ropa de firma no se encontraba en su lista de prioridades. "No me muero por ir a la moda. Realmente estoy aquí para apoyar a Belle y a John". Los diseñadores Vivienne Westwood y Mary Quant, con los que estuvo conversando la novia del [príncipe Guillermo], se dieron cita también en el nuevo establecimiento de King’s Road para mostrar al igual que Kate su apoyo a los propietarios.
