Rara vez la Reina de Inglaterra tiene la oportunidad de disfrutar de un día libre con sus cuatro hijos, así que resultó una pequeña sorpresa verla sonriendo de oreja a oreja el pasado lunes por la tarde. Ni los mejores esfuerzos del clima inglés pudieron apagar mínimamente su afable predisposición cuando la soberana se encontró con su querida Exposición de flores de Chelsea.
Los ayudantes reales armados con paraguas se encargaron de resguardar a los Windsor en la bahía de la llovizna durante un anticipo de la muestra. Una vez en el interior, los miembros de la [Familia Real inglesa] se dividieron en visitas guiadas separadas, tras las cuales, volvieron a reunirse en el Royal Hospital para asistir a la recepción de la apertura oficial.
El príncipe Carlos y su esposa, Camilla, que lució para la ocasión un traje de lunares, se mostraron realmente entusiasmados con las variedades nuevas de la exposición. Y, aunque en el caso del príncipe Andrés no sea tan conocido su interés por la horticultura, lo cierto es que tampoco él pudo ocultar su deleite al chocar inesperadamente con su hermano mayor durante uno de los paseos por los jardines. Los Condes de Wessex decidieron convertir su floreado día en un divertido acontecimiento social compartiéndolo con un nutrido grupo de amigos. Y, como ellos, también los Príncipes Michael de Kent, que se dieron cita con 15 allegados.
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