Manías y extravagancias de la Reina

Por hola.com

A la Reina de Inglaterra (al igual que a toda la Familia Real) le gusta tomar hielo en sus bebidas, pero no les agrada el sonido chirriante que hacen los cubitos al entrechocar entre sí. Por ello, se ha instalado en el palacio de Buckingham una máquina especial que hace bolitas de hielo totalmente redondas... Es el único modo de que, al ser servido el hielo, el sonido sea más suave y placentero.

Nunca una mesa de 13 personas
La Reina jamás permitirá que 13 personas se sienten a comer o a cenar, ni tampoco el Príncipe Carlos. Isabel II dice que, aunque ella no es supersticiosa, alguno de sus invitados sí puede serlo. No obstante, arroja sal por encima de su hombro, por si acaso.

En la recepción de Nochevieja, en Sandringham, la Reina mantiene la costumbre de que uno de los sirvientes reparta entre todos los miembros de la Familia Real los papelitos (se guardan en una bolsa) en los que aparecen escritas las predicciones para el año entrante. Cada miembro de la Familia Real coge una y si su predicción es desfavorable se echa la culpa al pobre empleado. Y si en ese momento, o en cualquier otro, se produce alguna discusión ( ante un "lacayo") todos cambiarán de idioma. Especialmente, La Reina y su esposo, el duque de Edimburgo, quienes invariablemente comenzarán a hablar con fluidez en francés.

Isabel II, al igual que el resto de la Familia Real, no puede soportar escuchar discursos largos y tortuosos, y muchísimo menos cuando está sentada ante una mesa. Así, y para evitar situaciones incómodas, todos los oradores saben que 12 minutos se considera el tiempo óptimo... Y si es de pie mejor (una costumbre, iniciada por la Reina Victoria) porque de esta forma las reuniones son mucho más breves.