El príncipe Guillermo y su novia preparan un nido de amor en Balmoral

Por hola.com

Las noticias sobre los continuos avances de la relación del príncipe Guillermo y su novia, Kate Middleton, no cesan. Si hace una semana la prensa inglesa se hacía eco de los rumores que apuntaban que la pareja estaba pensando en boda, y pocos días después aseguraba que el príncipe Guillermo había pedido consejo a la vidente Rita Rogers, antigua consejera de su madre, para consultarle si debía casarse con Kate, hoy los rotativos británicos informan de que el prímogénito del [Príncipe de Gales] y la joven están preparándose un nido de amor en Balmoral, propiedad de la Reina. Una antigua casa de guardas forestales, que tras la reforma se convertirá en una residencia de verano moderna para una pareja de hoy.

Sol y montañas
No les faltará de nada. El refugio secreto de la joven pareja, una casita de granito escondida entre un pinar en Brochdhu, ha sido sometida a un lavado de cara de 80.000 libras -alrededor de 117 mil euros-. Al edificio original se añadirá un piso, que tendrá dos dormitorios con espectaculares vistas a las montañas, así como un gran baño redondo. Además de todas las comidades de una vivienda actual, tendrán a la familia a dos pasos -el príncipe Carlos y su esposa, Camilla, se encuentran a una caminata de tan sólo dos minutos en Birkhall.

Los albañiles terminarán las obras para el verano, cuando la [Familia Real inglesa] se trasladará, como cada agosto, para pasar allí sus vacaciones estivales. "El Príncipe y su novia pasaron algún tiempo aquí el año pasado echando un vistazo a la zona", declaró un lugareño sobre los planes de reforma de la pareja. "Pensaron que en esta casita pasarían unas fantásticas vacaciones, ya que la que suelen utilizar casi nunca le da el sol. Sin embargo, a la nueva le da todo el año", añadió. "Cuando el joven Príncipe no se hospede en ella, probablemente sea utilizada como una casa de vacaciones. Durante casi dos décadas, ha estado vacía y ha estado siendo utilizada como una tienda de granja". A finales de 1890, era la casa de un guarda forestal, cuyo trabajo consistía en disparar o atrapar los conejos silvestres que banqueteaban las plantas en el jardín real. "Pienso que los últimos inquilinos eran unos pocos ratones, viviendo en uno de los rincones de la planta baja", afirmó la misma fuente.

Los obreros tardarán al menos otros tres meses en finalizar la reforma, que incluye la instalación de una cerca de madera de seguridad; las últimas técnicas de aislamiento para ahorrar energía; calefacción central de gas, chimeneas y una cocina nueva.