Kate Middleton ha dejado atrás su timidez, aquella que la hacía parecer muy seria y taciturna ante los medios. Poco a poco, a medida que su nombre ya no es una apuesta, sino baza segura en el corazón del [príncipe Guillermo], la joven ha decidido no ocultar su sonrisa. Acepta con deportividad el hecho de haber dejado de ser una anónima paseante por las calles de Londres, para convertirse en la joven que encontró su príncipe azul...en la Universidad de St.Andrews. Kate Middleton ya cuenta con el beneplácito no sólo de la Casa Real inglesa, sino también de los británicos, que ven en ella una nueva Diana. Sencillez, discreción y gesto de enamorada, tres elementos que embellecen su sonrisa. La que despliega libremente, incluso un poco coqueta, ante los medios que la han convertido en centro de sus objetivos.
El pasado 3 de noviembre, Kate Middleton, de veintitrés años, salió de compras navideñas con su madre, Carole, una ex azafata de cuarenta y nueve años, que si el amor circula por el camino que se prevé, podría convertirse en futura suegra del príncipe Guillermo. Estilo le sobra y ha sabido inculcárselo a su hija. La joven Kate, licenciada en Historia del Arte, parece que ha decidido buscar su camino profesional por el mundo de la moda. Pero no la moda de las pasarelas alborotadas, sino la moda infantil, de los brillantes colores y el aire desenfadado. Se va a convertir en empresaria...hasta que el amor le lleve por otros derroteros. Pero mientras el príncipe Guillermo y ella encuentran el momento de un ‘sí,quiero’ definitivo, él seguirá su formación en la academia Standhurst y ella aprenderá a desenvolverse en el mundo profesional. Eso sí, sin perder su sonrisa.
