Una frase que, a buen seguro se habrá ido diluyendo con el paso del tiempo porque nadie puede dudar que para Camilla y el príncipe Carlos el día de hoy quedará señalado en su memoria como el más importante de sus vidas. Lo que ellos sienten y están viviendo en estos momentos forma parte de su historia personal y difícilmente lo compartirán con el resto del mundo. Así que, aunque nada más salir la pareja del castillo de Windsor, en ningún caso parece un escenario en el que vaya a celebrarse una boda real, el príncipe Carlos de Inglaterra y Camilla Parker Bowles, avanzan imparables en su Rolls Royce hacia el ayuntamiento de Windsor sintiéndose los protagonistas de las nupcias más sobrias de la historia. Todo un kilómetro solitario, presidido por el mal tiempo; pero al fin y al cabo el último kilómetro de sus vidas, después de haber superado lo indecible como pareja, antes de convertirse en marido y mujer."Declaro solemnemente que no conozco ningún impedimento legal por el que yo, Carlos Felipe Arturo Jorge Windsor, no pueda unirme en matrimonio a Camilla Rosemary Parker Bowles"... "Llamo a estas personas aquí presentes a testificar que yo, Carlos Felipe Arturo Jorge Windsor, tomo a Camilla Rosemary Parker Bowles como legítima esposa".
La firma del registro Carlos y Camilla con sus dos hijos Guillermo y Tom firman el registro matrimonial y, con el resto de invitados presentes, el histórico Registro Real, que documenta todos los enlaces y bautismos de la familia real inglesa. El príncipe Carlos y Camilla ya son marido y mujer, y a quién le importa realmente que, en este caso, las firmas de Isabel II y su esposo, el duque de Edimburgo no figurén en el histórico documento.
