El Príncipe Carlos afronta nuevos gastos para su boda con Camilla Parker Bowles

Por hola.com

Cuando parecía todo listo para el gran acontecimiento, el príncipe Carlos de Inglaterra se vio el lunes forzado a posponer su boda con Camilla para asistir al funeral del Papa, al que acudirán más de 200 líderes mundiales, incluyendo a 100 jefes de estado. El Príncipe de Gales, que gozaba de un fin de semana de esquí en Klosters, Suiza, con sus dos hijos y sus amigos más íntimos, llamó a Camilla antes de regresar en el avión privado de la Reina.

Al principio, el Príncipe se negó a cambiar la fecha de su boda, diciéndole a sus amigos: ‘¿Por qué demonios tengo que hacer esto? ¿Por qué yo?’. Incluso, se planteó posponer la boda hasta el sábado o dejarla hasta pasadas las elecciones generales, previstas para el cinco de mayo, pero no podía adelantarse ni retrasarse después del fin de semana, ya que el ayuntamiento de Windsor sólo celebra actos los viernes, sábados y domingos.

El comunicado oficial del aplazamiento llegó de Clarence House el lunes a las 11.47 de la mañana, cuando el Vaticano confirmó que el funeral del Papa tendría lugar a las nueve horas del viernes. Carlos y Camilla habían planeado casarse ese mismo día a las 13.30. Sin embargo, muchos de sus invitados, incluyendo a Tony Blair y al Arzobispo de Canterbury, habían confirmado su presencia en Italia.

El gasto en seguridad asciende a tres millones
El deseo de la Reina siempre fue que el Príncipe la representara en el Vaticano, y la soberana cree que el funeral ‘debe tener prioridad’. Un portavoz del Príncipe manifestó: ‘Quería que se le viera como alguien sensible ante esto. Deseaba asistir al funeral tal y como se había programado’. Y aunque cortesanos afirmaron que quería viajar a Roma por respeto, se dice que Carlos estaba ‘furioso’ por el retraso. De hecho, Carlos parecía molesto cuando él y Camilla asistieron ese mismo día a un oficio de una hora en Westminster en memoria del Papa. Arrodillado con una mano cubriéndole la cara, resultaba obvio que Carlos estaba recordando al Pontífice en privado, pero quizá también contemplaba sus propios problemas.

Y es que, tras la decisión de posponer el evento, se espera que el gasto en seguridad para la boda real ascienda a tres millones de euros, lo que supondrá un ‘enorme dolor de cabeza logístico’.