Sarah Ferguson, fotografiada con la reina Isabel por primera vez en trece años

Por hola.com

Como si no hubiera pasado el tiempo, la reina Isabel y Sarah Ferguson han vuelto a compartir palco real en un soleado día primaveral. La ex esposa del príncipe Andrés y su hija mayor, la princesa Beatriz, se reunieron con Su Majestad y el segundo hijo de ésta en el Club de Polo de Windsor con motivo del partido que se celebró allí el pasado fin de semana. Una imagen, tan inesperada como sorprendente, que ha causado gran revuelo entre los ciudadanos ingleses.

Hacía trece años que no se las veía juntas. A lo largo de estos, suegra y nuera han vivido por separado los avatares de la [Familia Real inglesa]. Un largo camino que comienza a recorrerse con la separación de los Príncipes de Gales y los escándalos que acarreó la noticia, el incendio del castillo de Windsor y la separación de la princesa Ana y el capitán Mark Phillips en 1992, el mismo año en el que la Duquesa de York sufrió uno de los episodios más difíciles de su vida, su separación del príncipe Andrés. Otros sinsabores y alegrías de la Corte, Sarah Ferguson los ha vivido desde fuera del seno familiar, aunque también, de alguna manera, ligada a éste siempre sentimentalmente a través de sus hijas, las princesas Beatriz y Eugenia.

Entre ellos, la muerte de la princesa Diana en un fatídico accidente de automóvil en París el 31 de agosto de 1997, los fallecimientos en 2002 de la Reina Madre y la princesa Margarita, madre y hermana de la reina Isabel; las bodas de oro en el trono de la Reina de Inglaterra (2002), la aparición de Camilla Parker-Bowles en la Corte (2002); las escandalosas declaraciones sobre la vida en Buckingham del mayordomo Paul Burell (2002), la boda de los Condes de Wessex (1999)y el nacimiento de su primogénita, Lady Louise, en 2003...

Trece años después, Sarah Ferguson ha vuelto a aparecer al lado de la Reina. Y lo hace en uno de sus mejores momentos, cuando ha alcanzado la plena madurez y el equilibrio. Atrás dejó a la mujer con exceso de peso, insegura, llena de deudas, dependiente... Hoy, Sarah es una mujer madura, autosuficiente, empresaria, escritora, dueña de su vida. Una vida que, por ahora, sólo comparte con sus dos hijas.