Se sabe que Diana enseñó a Guillermo a que no diera por sentada su herencia. En una visita privada a casa de Lord y Lady Palumbo, Guillermo se quedó boquiabierto ante la opulencia que les rodeaba. "¡Tienen que ser tremendamente ricos!", le susurró a su madre. "Ricos, no", respondió ella, "afortunados". Ella solía hacer referencia a esta distinción cuando llevaba a su "afortunado" hijo a ver a los menos afortunados: los sin hogar, las víctimas del Sida y los drogadictos.
Aparte de la dotación económica, Diana dejó su colección de joyas a sus hijos para el disfrute de sus futuras esposas. No obstante, ellos tienen dos objetos personales que guardan para sí. [Guillermo] tiene el Cartier de oro que el [príncipe Carlos] regaló a su madre y [Harry] guarda el anillo de compromiso de zafiros y diamantes.
El ducado de Cornwal
Los príncipes también heredaron una fortuna calculada en 13 millones de libras esterlinas de la [Reina Madre], y algún día obtendrán considerables sumas por parte de la Reina y del príncipe de Gales. Cuando Carlos suba al trono, el papel de Guillermo como próximo príncipe de Gales será financiado por el [ducado de Cornwall] que paga a su padre unos siete millones y medio de libras esterlinas al año e incluye propiedades que van desde el Oval Cricket Ground de Londres hasta pequeñas granjas en Devon.
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