broche final (que no hiera sentimientos ni haga daño a la Monarquía) para la historia de amor de los eternos amantes, pero lo que no se puede seguir poniendo en duda es que Camilla se encuentre al margen de la vida de los Windsor... Nada que ver con los inicios cuando, al poco tiempo de morir Diana, las visitas de ésta se limitaban a alguna merienda ocasional. A la época en la que el príncipe Carlos deseaba que entre sus hijos y Camilla se estableciera una buena relación. Una situación que ni él ni ella forzaron jamás, pero en la que no se dejó ni un solo cable suelto: el príncipe Carlos fue claro con sus hijos y les habló y habló hasta que a ellos no les quedó duda alguna de que Camilla pudiera intentar usurpar el papel de su madre. Guillermo Y Harry han aceptado a Camilla ( sus hijos, Tom y Laura, contribuyeron a que las relaciones fueran fluidas), pero eso no quiere decir que sientan un gran amor hacia ella o que ocupe un lugar importante en sus corazones. Ambos saben (lo han vivido y sufrido desde que eran unos niños) que Camilla es la única persona hace realmente feliz a su padre (desde hace 30 años) y ambos valoran que, pese a su inmenso poder, jamás ha tratado de ejercer ningún tipo de presión o influencia sobre ellos. Camilla, muy inteligente, siempre ha guardado las distancias y no se ha metido en las "cosas de Guillermo y Harry". A ella tampoco le gusta que se inmiscuyan en las suyas y agradece, por encima de todo, el poder ser libre e independiente.
Evitar más dolor y sufrimiento Por eso ha sido invitada Camilla... Por un lado, porque tanto Guillermo como Harry se han acostumbrado a su presencia (es una más), porque sería un feo horrible hacia su padre, al que realmente quieren. Por otro, para evitar más dolor y más sufrimiento porque, aunque no pueda olvidar jamás cuántas lágrimas derramó su madre, Camilla es tan sólo una pieza más en la corta vida de la Princesa de Gales. Eso no quiere decir que Guillermo esté dispuesto a vivir eternamente bajo el mismo techo que Camilla y el mayor Bruce Shand, el padre de ésta (por mucho que la señora Paker-Bowles tenga un segundo refugio en su casa de Raymill, Wiltshire) en la reformadísima casa de Clarence House (la residencia que la Reina Madre dejó al Príncipe de Gales).
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