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Por hola.com
Historia de las joyas de la Corona inglesa
La susodicha corona se ha guardado durante todos estos años en la Torre de Londres. El mismo edificio en el que, siglos antes de convertirse en un museo -también fue un castillo, una prisión, un zoo...-, Ana Bolena pasó los días previos a su ejecución. La torre alberga las joyas en la Jewel House, que se encuentra frente a la iglesia St. John -la más antigua de Londres.

La historia de las joyas de la Corona británica se remonta a unos 1.000 años atrás, pero a lo largo de este milenio la colección se ha incrementado y reducido innumerables veces durante los siglos. La razón es simple: los reyes y sus familiares se veían obligados en muchas ocasiones a empeñar sus joyas para reconstruir palacios quemados, pagar dotes reales...

La Corona imperial
Además, la realeza del momento frenó el impulso creador de los joyeros diseñadores por su costumbre de cambiar piezas de una joya a otra. Así, la corona que la reina Isabel II luce cada noviembre para la apertura del Parlamento, la Imperial State Crown, lleva un zafiro, que se suponía que debía estar en un anillo del rey Eduardo El Confesor, así como un par de diademas que calleron del collar de la reina de Escocia María Estuardo cuando fue decapitada en 1587.

A medida que Gran Bretaña se fue convirtiendo en una potencia imperial, la Familia Real acumuló su propia reserva de coronas, pendientes, prendedores y ornamentos de oro, plata y platino.