Paul Burrell narra qué ocurrió la noche en que murió la Princesa Diana

Por hola.com

Paul Burrell estaba sentado en su salón (escriben en el Daily Mirror) disfrutando de una taza de café, cuando sonó el teléfono. Era una voz irreconocible, la de Lucía F. de Lima, esposa del embajador de Brasil en Londres y una segunda madre para Diana la que se abrió paso diciendo: "Paul acabo de ver en la CNN que la princesa acaba de tener un accidente en París, ¿puedes llamar a su móvil?"

El teléfono sonó y sonó
Paul Burrel cuenta que, cómo la princesa nunca iba a ningún lugar sin su teléfono... "Estaba convencido de que me iba a responder, pero el móvil sonó y sonó". Ahora Paul debía localizar a Diana y se fue a los apartamentos de Kensington Palace, la residencia de la Princesa. Cuando llegó, sin embargo, los interventores de Palacio ya estaban allí. La primera llamada que se recibió era del castillo de Balmoral. "No era una broma como pensé al principio. Al momento, me confirmaron que Diana había tenido un accidente con Dodi Al Fayed, aunque me dijeron que no era grave".

"...Sus ganas de regresar para ver a los niños"
Una hora después, una segunda llamada confirmaba que era peor de lo anticipado y a las cuatro de la madrugada una tercera llamada, también procedente de Balmoral, le confirmaba la triste noticia: "Paul creo que deberías sentarte, siento decirte esto pero la princesa ha muerto", dijo el interventor de Palacio". "Ambos nos abrazamos y lloramos, después de todo habíamos perdido a alguien especial, ese vacío que sentí, ya me era familiar como cuando perdí a mi madre". Paul añade "entonces pensé: ‘Ahora todavía tiene más sentido que me vaya a París, tengo que proteger a la Princesa’. Ya no tenía tiempo ni de pensar ni de emocionarme, aunque no podía evitar pensar en mi última conversación, su voz y sus ganas de regresar para ver a sus niños."

No mencionó que fuera a casarse con Dodi Alfayed
Diana llamó a seis personas durante su último día de vida, uno de ellos fue Paul Burrel. Le dijo: "No iré a casa mañana como estaba planeado, tenemos que ir a París, por negocios". Una llamada de 40 minutos "en la que no se mencionó nada de casarse con Dodi, sino que tenía muchas ganas de volver a casa con sus hijos y amigos, ya que había estado muy sola en el yate, sus palabras finales fueron ‘prométeme Paul que siempre estarás ahí, quiero oírte pronunciar esas palabras’ y así lo hice".

"Esa fue mi última conversación con Diana, pero esas palabras han sido un gran consuelo para mí a lo largo de estos años, ahora la gente puede ver porqué tengo que mantener esa promesa".

"Las ropas ensangrentadas de la princesa"
A continuación, Paul relata su llegada a París: "Yo fui el encargado de velar su cadáver cuando murió y quien ayudó a la Familia Real y a los Spencer a hacer todos los arreglos. Me dieron las ropas ensangrentadas de la Princesa y como no sabía qué hacer con ellas, las guardé en una nevera en el palacio de Kesington. No podía confiar en nadie, luego decidí quemarlas, porque pensé que a lady Diana no le gustaría que las viese nadie. Yo fui también quien veló su ataúd la última noche en Kensington, antes de su entierro... Después, había veces que estaba tan apenado que iba a visitar sus estancias a Palacio y pasaba la noche allí, suena a una locura, pero es verdadero y muy triste... Mucha gente ha fingido haber sido la roca de Diana, pero solamente había una roca verdadera y era, y es, Paul Burrell . Ésa es la razón por la que se me permitió estar presente en el entierro de la Princesa y en su tumba. Incluso los Spencers reconocieron mi lealtad a la voluntad de Diana, al darme £50.000 libras en el reconocimiento de su servicio".