Boato y distinción en la apertura del Parlamento holandés

La reina Beatriz leyó, arropada por los Príncipes de Orange, su tradicional discurso de inauguración del curso político

Por hola.com

El boato con que se celebra tradicionalmente la fecha no se ha echado en falta tampoco en esta ocasión. La Reina apareció vestida con un manto de brocado de oro y un tocado del mismo tejido. Por su parte la [princesa Máxima] eligió para la ocasión una falda con lentejuelas y cuentas doradas, una chaqueta de ante, y un sombrero de henequén diseñado por la sombrerera belga Fabianne Delvigne. La princesa Laurentien vestía un traje azul de terciopelo con mangas de chiffón y un sombrero adornado con plumas. La princesa Margarita se decantó por una falda azul de tafetán y una blusa de encaje amarilla. El [príncipe Guillermo], por su parte, hizo acto de presencia con el uniforme de gala de la Marina Real, en su condición de Comandante de la misma. El príncipe Constantino vistió un chaqué con chaleco gris, combinación que igualmente eligió su tío, Pieter van Vollenhoven.

La Monarca se desplaza en este día en la Carroza de Oro (Gouden Koets), un regalo de la ciudad de Ámsterdam a la reina Guillermina en su coronación. Ocho caballos de las Caballerizas Reales han tirado de la carroza, que fue fabricada por los hermanos Spijker. El carruaje destaca por sus dimensiones ya que la reina Guillermina pidió que fuera lo suficientemente alto como para permitirla estar de pie dentro de él. Este tamaño fuera de lo común sigue creando problemas cuando la carroza tiene que pasar por la puerta de acceso. La tradición del Prinsjesdag también prescribe que las mujeres deben asistir tocadas, algo que permite ver arriesgados sombreros y pamelas, hasta el punto de ser popularmente conocido como el Ascot holandés. A lo largo del trayecto los miembros de la Familia Real fueron vitoreados por los más de 10.000 ciudadanos que esperaban su paso por las calles de La Haya. La Reina fue recibida en la Sala de Armas por todos los ministros y secretarios de Estado así como por representantes de las más altas instancias de la nación como el Cuerpo Diplomático, el Consejo de Estado, el Defensor del Pueblo, el Gabinete de la Reina, el Consejo de los Nobles y la Cancillería de la Orden de los Países Bajos. El discurso de la Reina terminó con el grito de la Presidenta de la Cámara: ¡Viva la Reina! Los presentes repitieron tres veces "¡Hurra!". Esta costumbre fue adoptada por primera vez en 1897. Tras el discurso la comitiva volvió al Palacio Noordeinde. Tras un breve desfile militar la [Familia Real holandesa] salió al balcón del Palacio para saludar a los ciudadanos allí congregados que les recibieron con aplausos y vítores.