'Problemas' con la doble nacionalidad de Máxima de Holanda

La futura Reina de los Países Bajos desea poder educar a sus hijos sin tener que renunciar a su cultura y su idioma

Por hola.com

La princesa Máxima, modelo de conducta de integración, debería abandonar su doble nacionalidad y renunciar a su pasaporte argentino para terminar con su estatus de doble nacionalidad, sentenció, hace algunos días, en un programa de la televisión holandesa la Ministra de Integración saliente, Rita Verdonk.
Aunque la princesa Máxima ha dicho en más de una ocasión que ella es una holandesa nacida en Argentina y así quedó demostró cuando pasó con éxito la prueba de fuego que tuvo que afrontar durante el partido de fútbol disputado el pasado verano entre las dos naciones (se abstuvo de cantar el himno nacional de su país, pero interpretó el Wilhelmus -himno de Holanda- mientras todo el país la miraba-, ésta no ha podido evitar verse envuelta en una disputa política. (La Princesa consiguió en 2001 y de manera no convencional la ciudadanía holandesa para poder casarse con el príncipe heredero Guillermo Alejandro).

Legalmente no se puede renunciar a la nacionalidad argentina
La discusión no es nueva para el reino de los Países bajos. Desde hace años, en el Parlamento son muy frecuentes las "reyertas" entre los partidos a la hora de valorar los posibles privilegios de los que hacen uso algunos políticos que disponen de su doble nacionalidad... y que, según Verdonk deberían actuar optando por ser holandeses para dar ejemplo.
Pero no todo es tan sencillo. De hecho, el portavoz de la Asamblea Legislativa corrigió firmemente a Wilders diciendo que la doble nacionalidad no significa ninguna deslealtad a Holanda. br> Máxima conserva, por supuesto la nacionalidad argentina, a la que, estrictamente hablando, no se puede renunciar ya que, en ningún caso lo permiten las leyes de la nación. Y lo hace sabiendo muy bien quién es y lo que representa. Una doble condición que no tendría que afectar en ningún caso a su deseo -así lo ha manifestado públicamente- de educar a sus hijas sin tener que renunciar a su cultura y a su idioma.