Los Príncipes de Orange visitan Mongolia

Por hola.com

Tras asistir a los grandes fastos conmemorativos por el 60º aniversario en el trono del Rey de Tailandia, los príncipes Guillermo y Máxima de Holanda se han resistido a volver al viejo continente y han continuado su gira asiática con una exótica visita oficial de cinco días a Mongolia. Su viaje no estuvo exento de complicaciones -de camino, los Príncipes de Orange tuvieron que esperar varias horas en Chengdu, China-, pero la colorida bienvenida que les esperaba a su llegada a Ulán Bator, capital de Mongolia, les cautivó absolutamente. Dondequiera que la pareja iba, allí se encontraban con un gran número de lugareños, vestidos con vistosos trajes típicos del país, que habían acudido a recibirles.

Durante su estancia, los Príncipes se han reunido con las autoridades del país; han visitado el Museo de Historia Nacional, han visitado un banco dedicado a los microcréditos, el Xacbank, y han hablado con algunos de sus beneficiarios, y se han empapado de las costumbres mongoles. Así, la Princesa demostró su habilidad con el tiro al arco, que junto con la lucha y las carreras de caballos, es conocido como uno de "los tres deporte varoniles". Otro de los puntos culminantes del memorable viaje ha sido su visita al Monasterio de Gandan -uno de los pocos edificios religiosos que ha sobrevivido a la era comunista.

Cena oficial en Ulán Bator
Los Príncipes finalizarán su estancia con un paseo a cabello por los alrededores del campamento; una visita a una comunidad tradicional en el Hustai Park; un encuentro con la comunidad holandesa en Mongolia y con aquellos mongoles que hayan estudiado en Holanda y, como broche de oro a esta exótica visita, los Herederos al trono holandés asistirán a una cena oficial ofrecida por el Presidente de Mongolia, N. Enkhbayar, en su honor.

El extenso país asiático, de tres veces el tamaño de Francia y con más caballos que personas, es un territorio virgen, cuya historia está dominada por imágenes de Gengis Kan al galope a través de las estepas. Mongolia, que fue cerrada a los extranjeros hasta la caída de la Unión Soviética, es una ventana al pasado. Sus habitantes viven desconectados del presente, tanto que su forma de vida recuerda al siglo XII de Occidente. Los viajeros en busca de una experiencia extraordinaria pueden participar en un safari a caballo en el Desierto de Gobi, o visitar las tiendas de los hospitalarios mongoles nómadas.