Máxima de Holanda y Matilde de Bélgica, embajadoras de excepción del Benelux

Por hola.com

Máxima de Holanda y Matilde de Bélgica, esposas felices y madres satisfechas, han logrado con su esfuerzo personal convertirse en embajadoras excepcionales de sus respectivos reinos por todo el mundo. La [princesa Máxima], desde la explosión, la alegría y la franca naturalidad, y la [princesa Matilde], desde la serenidad, la dulzura y la sencillez, han ido ganando terreno acto tras acto, comparecencia tras comparecencia, viaje tras viaje.

Aunque cada una es fiel a su estilo, ambas Princesas tienen muchos rasgos en común. Comparten diseñador, el belga Eduard Vermeulen, para la firma Natan, y en ocasiones se las ha visto luciendo el mismo traje en distinto color o incluso idéntico. También la princesa Laurentien es una incondicional de Vermeulen. No en vano, al igual que la princesa Matilde, ella también confió en la aguja del modisto belga para la confección de su vestido nupcial.

Pero Máxima y Matilde comparten, sobre todo, cruzada. Su lucha por ayudar a los más desfavorecidos: inmigrantes, mujeres, enfermos, niños... Tal vez, por sus coincidencias, son las Herederas que se han mostrado más cercanas y unidas y, sin lugar a dudas, también por la magnífica relación que ha existido, desde siempre, entre sus esposos los príncipes Guillermo de Holanda y Felipe de Bélgica y por la proximidad geográfica, histórica y económica entre ambos reinos.

Agenda apretada
Un último parecido más es que Máxima de Holanda y Matilde de Bélgica no dan tregua a su agenda. Así el pasado viernes vimos a la Princesa de Orange recibiendo un informe de la investigación sobre Microcréditos, durante un seminario en la ING House de Amsterdam. Un informe, realizado por encargo del Ministerio de Asuntos Exteriores y el ING, en el que se revelan las actividades actuales y los planes de futuro de las bancas comerciales internacionales con respecto a los microcréditos.

Y la víspera a la princesa Matilde, radiante con un abrigo de terciopelo negro combinado con un traje pantalón y, como adorno, un llamativo collar de perlas, asistiendo a la Sterrendansgala (gala de baile de las estrellas), que la Escuela Real de Danza de Amberes organiza cada cinco años. Al igual que en el año 2001, cuando visitó por primera vez la escuela de danza, la Princesa volvió a causar sensación por su belleza, cercanía y elegancia durante la representación del ballet, que tuvo lugar en esta ocasión en el teatro Stadsschouwburg de Amberes.