Noordeinde, el palacio donde se celebrará el banquete nupcial

Por hola.com

La Reina de Holanda ha utilizado el palacio Noordeinde como su lugar de trabajo a partir de 1984. La parte más antigua del edificio es anterior a 1533, cuando el administrador de los Estados de Holanda, Willem Goudt, mandó transformar la granja medieval en una espaciosa residencia. Las bodegas de la granja forman hoy parte de los sótanos del palacio.

El edificio cambió de dueño en 1566, permaneció en posesión del nuevo dueño durante algunas décadas, después de las cuales fue arrendado en 1591, y comprado después en 1595, por los Estados de Holanda. Fue puesto a disposición de Louise de Coligny, viuda de Guillermo de Orange, y de su hijo el príncipe Frederik Hendrik. En reconocimiento de los servicios de Guillermo a la nación, los Estados regalaron el edificio a su familia en 1609.

Oude Hof
Frederik Hendrik añadió varias ampliaciones a la casa, a la que entonces se conocía como la Oude Hof. Compró parcelas circundantes, amplió la sección principal e hizo construir alas en cada lado, creando el edificio en forma de H que conocemos ahora. Entre los arquitectos que realizaron estas reformas se encontraban Pieter Post y Jacob van Campen, que construyó el palacio Huis ten Bosch en 1645.

Tras la muerte de Frederik Hendrik en 1647, su viuda, Amalia van Solms, residió con frecuencia en la Oude Hof. Su muerte en 1675 dio comienzo a un periodo en el que la casa fue poco utilizada. Finalmente, tras la muerte del rey Guillermo III en 1702, pasó al estatúder-rey de Prusia, que era descendiente de Frederik Hendrik.

El balcón de Palacio
En 1754 Federico el Grande de Prusia vendió sus posesiones en Holanda al estatúder Guillermo V, que añadió la balconada del lado Noordeinde del palacio, en 1785 aproximadamente. Sin embargo, fue el hijo de Guillermo V, el futuro rey Guillermo I quien convirtió el Oude Hof en su hogar. Pero su residencia allí fue breve, porque el estatúder y su familia tuvieron que huir a Inglaterra tras la invasión francesa en 1795. La Oude Hof fue transferida a la república de Batavia y desde entonces pasó a ser propiedad del estado, a quien sigue perteneciendo hoy día.

En 1813, Guillermo Federico, el heredero del trono, volvió a Holanda para ser proclamado rey con el nombre de Guillermo I. La Constitución decretaba que el estado tenía que proporcionar al soberano una residencia de invierno y otra de verano. Inicialmente hubo planes para construir una nueva residencia de invierno, pero al final se decidió renovar completamente la Oude Hof.