Juliana de Holanda: Los últimos deseos de una Reina que se convirtió en Princesa

Por hola.com

Los restos mortales de la princesa Juliana fueron embalsamados el mismo sábado, poco después de su fallecimiento. La Casa Real holandesa es la única familia de los países Bajos que, por imperativo legal, puede elegir si quiere embalsamar el cadáver de sus familiares. Los demás holandeses, incluidos príncipes y princesas que no formen parte de la Casa Real, si quieren hacerlo deben pedir consentimiento especial al ministro de salud pública.

El embalsamamiento es una tradición ancestral en la casa de los Orange. Tradición que, por otra parte, tanto la reina Guillermina como su madre, la reina Emma, rompieron en su día, ya que quisieron presentarse ante Dios en su estado natural. De la reina Guillermina se sabe que temía que el embalsamamiento pusiera en peligro su resurrección. Los restos mortales del príncipe Claus, el primer Orange fallecido tras Guillermina, si fueron embalsamados en 2002.

El hecho de que la mayoría de los Orange hayan sido embalsamados tenía básicamente un fundamento práctico. Antiguamente pasaban semanas e incluso meses entre el fallecimiento y el enterramiento en Delft. Este tiempo se utilizaba para despedir el cuerpo y preparar el entierro, y hacía necesaria una forma de conservar el cadáver mientras tanto. El príncipe Maurits, hijo de Willem el Silencioso, fue enterrado cinco meses después de morir. Su madrastra, Louise de Coligny, puso a la corte en jaque al fallecer en la localidad francesa de Fontainebleau, ya que tardaron más de siete meses en trasladar su cuerpo hasta la cripta real en Delft.

Aunque la princesa Juliana había dicho, a menudo, que le gustaría tener un funeral blanco exactamente igual que el que tuvieran su madre, la reina Guillermina, y su padre, el príncipe Henrik, lo más probable es que sus deseos no puedan ser cumplidos al pie de la letra ya que, en estos momentos, la Familia Real no dispone de una carroza blanca. De hecho, el carruaje fúnebre de la Casa Orange, que es el menos usado de todos, pasó de ser negro y blanco a morado cuando, a principios de los 90, la Reina dio orden de que se restaurara (la pintura blanca original del carruaje se había deteriorado en exceso durante su estancia en las caballerizas) en morado con detalles plateados. Beatriz se dejó inspirar por los entierros del rey noruego Olav en 1991 cuando pidió al arquitecto de La Haya P. den Broer que, además de restaurarlo, modificara la estructura para mejorarla.