Los príncipes de Orange ya viven en su nueva casa, Villa Eikenhorst

Por hola.com
Dos edificios para la Guardia Real, valla y foso
Dentro de la vivienda, además, hay una piscina con sauna, whirlpool. Y, en el exterior-el terreno que rodea la casa pertenece al patrimonio de la Casa Real y comprende un importantísimo espacio natural y una reserva ornitológica de 415 hectáreas-, otra situada al fondo del jardín, que ya fue utilizada por la pareja el verano pasado.

Asimismo, la princesa Máxima y su esposo han puesto especial cuidado a la hora de remodelar los jardines que rodean la casa y han dado una gran importancia a la seguridad de la vivienda. Esa ha sido la razón por la que se han levantado dos nuevas casas para la Guardia Real y se ha instalado, además, una valla con un foso a su alrededor.

En la casa de soltero del Príncipe
Guillermo y Máxima han vivido durante este último año en la casa de soltero del Príncipe heredero, en Noordeinde 66. La princesa Juliana vendió este edificio a su nieto, el Príncipe heredero, en 1993 por 750.000 florines (aproximadamente unos 340.000 euros) y éste lo convirtió en su lugar de residencia, en 1995, dos años después de que se iniciaran las obras de reforma. En la parte inferior del edificio -comunicado con el Palacio Noordeinde-, se encuentra la Secretaría del Príncipe; en la planta noble, están los salones para recepciones; y en la segunda y tercera, las habitaciones privadas. La mayor parte del ático se utiliza como terraza. A partir de ahora, el edificio será usado exclusivamente como oficinas, aunque la dirección postal de los futuros Reyes seguirá siendo la misma.

Permitirán acceder a la casita de té
El príncipe Federico, hermano de Guillermo II, compró el terreno de la casa al misnitro de Twent (1838) y contrató a dos paisajistas, Zocher y Petzold, influidos por el paisajismo inglés para que éstos crearan algo completamente diferente: una combinación de bosque con árboles frutales y terreno de cultivo. El Rey dejó en herencia De Horsten a su hija Marie, y, en 1903, tanto la casa como la propiedad fue adquirida por la reina Guillermina que lo usaba como coto de caza y como estudio para pintar los extraodinarios exteriores de su mansión como el parque natural que rodea De Horsten, que permanecerá abierto al público. Podrá ser visitado -cuatrocientas hectáreas de superficie para pasear- pagando una entrada mínima. Los visitantes también podrán acceder a la popular casa de téubicada dentro de los jardines donde, previo pago de unos doce euros, podrán degustar sabrosas pastas con infusiones o café.