La princesa Máxima y la Familia Real hacen caso omiso de todos los rumores. En los próximos meses, además de vacaciones de verano, han de preparar todo para el nacimiento de Bebé (incluyendo la mudanza de los príncipes, que se trasladarán en las próximas semanas a su casa de Wassenar), el bautizo de éste, y la boda del príncipe Friso y su ya prometida oficial, Mabel Wisse.
Permiso de maternidad como cualquier otra ciudadana Hasta entonces, sin embargo, el programa de trabajo de la [princesa Máxima] se mantendrá tal y como estaba previsto en su agenda, porque lo peor ya ha pasado. De hecho, la futura Reina ha reconocido en privado que, en los viajes que tuvo que realizar a Nueva York y Washington (imposible aplazarlos) en el pasado mes de marzo, lo pasó bastante mal... Y que todo volvió a la normalidad en las fechas previas al Día de la Reina (celebrado a finales del mes de abril). Asimismo, la futura Reina de los Países Bajos también ha confesado a sus amigos y familia que se tomará, como cualquier otra ciudadana Holandesa el permiso de maternidad cuando llegue el momento, que evitará estar mucho tiempo de pie, y que lo que ha eliminado de la agenda definitivamente es el viaje a Tailandia que estaba previsto que hiciera junto a la Reina (de la que, refiriéndose al momento en el que le comunican la noticia, cuentan que se puso a bailar por los pasillos de palacio) y su esposo, el príncipe Guillermo, la fecha en la que se supone se producirá el alumbramiento.
Una fecha en la que se espera que sus padres puedan acompañarla ya que políticos y ciudadanos están de acuerdo en qué sería un error impedir a Jorge Zorreguieta y Carmen Cerruti que puedan participar del nacimiento de su nieto así como de la ceremonia religiosa y familiar que supone un bautizo (no debe ser confundida, en ninguna circunstancia, con un acto de Estado) porque "no hay necesidad de que la princesa Máxima vuelva a pasar por algo tan doloroso como fue el tener que asumir que sus padres no podrían asistir a su boda".
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