Todo comenzó en 1949, cuando la reina Juliana permitió, de alguna manera, que sus conciudadanos celebraran, con actuaciones musicales y bailes, su cumpleaños en las calles de su reino... Una fiesta que fue arraigando con el paso de los años hasta convertirse en lo que es hoy: el Día de la Reina y, también el Día de la Patria.
Es por esta razón, por lo que no resulta difícil entender que la actual Soberana en honor a su madre y, también, a todos sus conciudadanos, decidiera, tras la abdicación de aquélla, hacer coincidir la fecha de celebración de su cumpleaños (el 31 de enero) con el de la princesa Juliana (renunció a ser Reina-madre y se convirtió sencillamente en Princesa) que es quien de verdad cumple años el día 30 de abril.
Una fecha en la que, casi 60 años después de su creación, no falta una orquesta que toque salsa, rock o tecno ni la alegría necesaria para que las ciudades se conviertan en paraísos de la alegría y la diversión . Calles, tiendas, restaurantes, plazas y, por supuesto, los canales, que se llenan de barcos engalanados con el color naranja, el color de la Nación. El mismo con el que se visten los ciudadanos, parpadean los semáforo y se decoran los mercados callejeros. Rastros gigantes que se extienden por toda la superficie de los Países Bajos con el fin de que niños y adultos consigan vender los objetos inservibles que han ido acumulando durante el año... Porque, como se suele decir: la mitad de los ciudadanos vende los trastos de su ático para que la otra mitad los compre y llene su propio ático... Así se puede librar uno de todos esos objetos inútiles para comprar otros objetos inútiles de tus vecinos mucho más bonitos".
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