Boal ha recibido con los brazos abiertos a los Reyes. Los vecinos de esta localidad asturiana han recogido de manos de don Felipe y doña Letizia el galardón al Pueblo Ejemplar 2014, todo un orgullo para este concejo enclavado en la parte occidental de Asturias y atravesado por el río Navia, que está marcado por la emigración a Cuba de comienzos del siglo XX y salpicado de casas de indianos. Se trata de la primera vez que don Felipe y doña Letizia entregan como Reyes el galardón de Pueblo Ejemplar que cada año designa la Fundación Príncipe de Asturias, y que en esta ocasión distingue al movimiento asociativo de Boal, con 22 asociaciones ciudadanas. Los Reyes han llegado a este concejo en helicóptero pasadas las 12:00 horas entre vítores, aplausos y el sonido de las gaitas. Tras saludar a las autoridades, don Felipe y doña Letizia se han acercado a estrechar la mano de todos los vecinos de Boal.
Curiosamente, los dos se han mostrado muy cariñosos con una niña, a la que doña Letizia no ha dudado en preguntarla si estaba contenta en el 'cole'. También se han mostrado muy atentos con los periodistas que cubrían el acto. A la Reina no se le olvida su pasado como periodista y siempre tiene un gesto de amabilidad con todos sus 'colegas' de profesión. "¿Qué tal lleváis la mañana?", ha preguntado doña Letizia a una reportera de la Televisión del Principado. "Nosotros muy bien, ¿usted?", le ha respondido la periodista. "Con un día tan maravilloso como éste y en Asturias, pues muy bien", ha confesado. Tampoco se han resistido a la petición de los vecinos de hacerse un 'selfie' con ellos. Sin duda, la llegada de los Reyes no ha podido ser más agradable para los habitantes de Boal.
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Tras recorrer la zona baja de la villa, don Felipe y doña Letizia han visitado el lavadero de Boal, construido con la ayuda con la ayuda de los indianos, donde un grupo de mujeres se encontraba lavando. Sin pensárselo dos veces, la Reina se ha puesto a lavar como una más, un gesto que ha agradado a todas ellas. También se ha interesado por cómo se elaboraba el jabón con el que lavaban. Una de las lavanderas ha declarado a la Televisión del Principado que ha "alucinado" cuando la Reina ha metido las manos en el agua. "¡Con lo fría que está, no imaginaba que lo fuera a hacer, pero es muy cercana, es como nosotras", ha manifestado. También ha confesado que le han dicho que tenían ganas de conocer a la Princesa de Asturias, aunque la Reina les ha explicado que todavía habrá que esperar algunos años, a que sea más mayor.
La siguiente costumbre que han conocido los Reyes ha sido la de los ferreiros, uno de los oficios más destacados de este concejo. Aunque don Felipe no se ha animado a dar con el 'mazo' al hierro, si ha mostrado su curiosidad por esta profesión artesana y ha preguntado si podía llevarse de recuerdo los tres clavos que se han realizado durante la exhibición. Y de ahí, a la plaza del Emigrante de Boal para hacer entrega de tan esperado galardón a los vecinos de este pueblo.
El Rey se ha acordado de sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, en su discurso y ha manifestado su amor por Asturias, tanto por "razones personales como históricas". También ha alabado la actitud "altruista" de los emigrantes de Boal, que a comienzos del siglo pasado buscaron una vida mejor en Cuba y desde el otro lado del Atlántico hicieron generosas aportaciones para mejorar sus infraestructuras y su educación, germen del actual movimiento asociativo que ha merecido el reconocimiento del jurado. Para el Rey, los habitantes de este enclave pueden sentirse "muy orgullosos" de su modo de convivencia, "basado en la honradez, el trato continuo, el afecto, el hacer honor a la palabra dada y la solidaridad, a la vez que el respeto a la naturaleza y el vivir en armonía con ella". Consciente de que se trata de una tierra de emigrantes, el Rey se ha referido a la "melancolía" de sus gentes por los que se marcharon. "Conocéis muy bien la añoranza, la mirada desde la lejanía, el deseo del regreso y la entrega solidaria de los que emigraron para mejorar la vida de los que aquí quedaron", ha apuntado.
Desde América, los indianos apoyaron a sus paisanos para que pudieran salir adelante, una actitud altruista que, ha apostillado, "ayudó a que prendiera en vosotros el gusto por el trabajo compartido y por el asociacionismo, que tantos y tan buenos frutos están dando en el concejo". "Habéis sabido unir vuestro deseo de mejora con la firme voluntad de superación, estáis progresando y siendo testigos del prometedor impulso económico, social y cultural de esta tierra", ha manifestado. Así, don Felipe ha elogiado sus esfuerzos por buscar el equilibrio "entre el progreso y el bienestar", les ha reconocido como "verdaderos protagonistas y dueños" de su futuro y les ha considerado modelo "de cómo es preciso tener siempre esperanza".
Una vez finalizado el discurso, ha sonado el himno de Asturias, una letra que don Felipe se ha animado a cantar. Después, los soberanos han descubierto la placa conmemorativa. Los últimos pasos de los Reyes por Boal les han llevado a una escuela erigida en 1912 donde se ha recreado, con alumnos de Primaria, una clase de la época, y también la Casa de la Apicultura, ya que la miel constituye la principal actividad económica del concejo.
En un aula de este colegio se ha recreado una clase de los tiempos de su fundación, en 1912, con sus pupitres, un mapa de la península con la antigua distribución territorial de España, su globo terráqueo, su ábaco y sus cartillas escolares. Doce alumnos de primaria han recibido a los Reyes con un aplauso, les han recitado un poema de Carlos Bousoño, poeta nacido en Boal, y han comprobado el buen humor de don Felipe, quien les ha mostrado una pequeña pizarra mientras les decía divertido "una tableta antigua", y tocaba su superficie como si fuera una pantalla táctil. Además de hablar con los niños, impresionados por la presencia de sus ilustres visitantes, los Reyes han podido conversar con boaleses de más edad en los otros escenarios preparados para su recorrido por la localidad.
En la Casa de la Apicultura les han regalado miel de brezo, el producto por antonomasia de Boal y que en las tiendas del pueblo se vendía en tarros con fotografías de los Reyes en la etiqueta.
