Doña Sofía ha inaugurado esta mañana en la localidad guipuzcoana de Getaria el Museo Cristóbal Balenciaga, dedicado exclusivamente a este gran maestro de la alta costura que triunfó en las pasarelas de medio mundo. La Reina ha desafiado al mal tiempo con un elegante traje de chaqueta rosa y tras ser recibida por un aurresku interpretado por el Orfeón Donostiarra, ha descubierto la placa inaugural en el atrio del museo junto al lehendakari, Patxi López, la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, la presidenta del Parlamento Vasco, Arantza Quiroga, el delegado del Gobierno, Miguel Angel Cabieces, el diputado general de Guipúzcoa, Markel Olano y el alcalde de Getaria, Andoni Aristi.
Al acto ha asistido el presidente fundador de la Fundación Balenciaga, el modisto francés Hubert de Givenchy, así como numerosos diseñadores españoles como Modesto Lomba, Joaquín Trías, Francis Montesinos, Juanjo Oliva y Amaya Arzuaga, entre otros. Sonsoles Díez de Rivera, vicepresidenta de la entidad, vestida para la ocasión un modelo de Balenciaga de 1965, ha explicado a los medios de comunicación que no sabía si el museo le gustaría a Cristóbal Balenciaga pero que “lo hemos hecho con todo el cariño del mundo”.
Entre los 375 invitados al acto se encontraban personalidades como Jaime de Marichalar, Beatriz de Orleáns, Carla Royo-Villanova, Nati Abascal y Carmen Martínez Bordiú que han tenido el privilegio de ver este templo de la moda antes del día 10 de junio que es cuando se abrirá oficialmente al público. Además, han degustado un cóctel , creado por Bokado Eventos, con el asesoramiento de Juan Mari Arzak, inspirado en las distintas etapas y colecciones del modisto.
El museo expondrá casi un centenar de vestidos diseñados por Balenciaga y albergará también una escuela de alta costura, en un edificio acristalado anexo al palacio Berroeta-Aldamar, que fue propiedad de la reina Fabiola de Bélgica. De hecho, una de las creaciones más famosas del diseñador de Getaria fue el vestido de novia que la soberana lució el día de su boda –15 de diciembre de 1960- con el rey Balduino de Bélgica. Un majestuoso traje en color blanco, con adornos de piel y una larga cola que Fabiola de Bélgica donó a la Fundación Balenciaga en el año 2002.
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