Los Príncipes de Asturias compartieron almuerzo con las 8.000 personas que trabajan en el recinto de la Expo 2008 de Zaragoza durante su cuarta visita a la capital zaragozana.
Don Felipe y su esposa podían haber "reservado" en cualquiera de los restaurantes con los que cuentan los pabellones pero optaron por comer en la cantina lentejas estofadas, escalopines y yogur -según Doña Letizia, estaban «de maravilla»- con los operarios que sacan adelante en el día a día el impresionante "escenario" de la Muestra. El Príncipe y doña Letizia comieron por algo más de seis euros y compartieron mesa con el presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias, el delegado, Javier Fernández, el presidente de Expoagua, Roque Gistau y Jaime Alfonsín, secretario personal del príncipe.
Finalizada la comida y habiéndose tomado don Felipe su café -guardó cola quince minutos y pagó un euro para conseguir uno-, los Príncipes visitaron el Área de Servicios Internos, bajo tierra, donde se lleva a cabo toda la actividad logística de la Expo y se controla el recinto a través de 300 cámaras durante las 24 horas. "Las tripas" de la Muestra, diría don Felipe.
Durante su estancia en el recinto, el Príncipe se encontró con un antiguo compañero de instrucción. Tras la sorpresa, los dos acabaron dándose un fuerte abrazo. La Princesa no recibió abrazos pero sí innumerables muestras de cariño y una buena pila de elogios. Piropos con los que quizá no contaba ya que hacían referencia a los resultados de su reciente intervención.
Los Príncipes, que dedicaron la mañana a visitar, además de edificios y pabellones, la Torre del Agua, y el Acuario fluvial - el mayor de Europa-, regresaron a Madrid en el AVE de las cuatro de la tarde. Previamente, doña Letizia recibió del alcalde, Juan Alberto Belloch,