La Infanta, muy juvenil vestida con una blusa blanca de cuello mao, pantalón caqui y chaqueta beige y alegre, llevaba en una mano la bandeja de pasteles y en la otra a su cuarta hija, que iba también muy bien acompañada. En el día en que todos sus deseos se hacían realidad, la benjamina de los Urdangarín, muy guapa con el uniforme escolar y con su rubia melena recogida en dos trenzas, no tuvo pegas de los mayores cuando quiso llevarse al cole a una amiga muy especial, su querida muñeca.
Si hay algo que entusiasme a un niño son las fiestas y los regalos. Tal vez Irene Urdangarín sólo tenga que esperar a mañana para disfrutar con sus hermanos, sus primos y algunos amiguitos del lote completo. O, con menos suerte, en unas fechas tan repletas de actos oficiales y compromisos familiares (como el bautizo el próximo 7 de junio de la cuarta hija de Alexia de Grecia) para los miembros de la [Familia Real española], tenga que aguardar a que algunos miembros de la familia -probablemente, entre ellos, su abuela, la [reina Sofía]- puedan hacer un hueco en sus apretadas agendas oficiales para darle un tirón de orejas.