La infanta Leonor fue bautizada el 14 de enero de 2006 en una ceremonia, con carácter estrictamente familiar, en el vestíbulo de entrada del palacio de la Zarzuela. La pequeña, que vivió casi toda la ceremonia plácidamente dormida en brazos de su madre, recibió el nombre de Leonor de Todos los Santos entre un sinfín de carantoñas. De su padre, el príncipe Felipe, que le acariciaba la cabeza; de su abuela, la reina doña Sofía, que le besaba en el carrillo; así como de doña Letizia, que la miraba siempre atenta y embelesada.
Tanto para sus padres, los Príncipes de Asturias, como para los Reyes, que ejercieron de padrinos, primó en todo momento el sentido religioso y familiar de la celebración, que fue oficiada por el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela -el prelado que casó a don Felipe y a doña Letizia en mayo de 2004-, acompañado por concelebrantes como el arzobispo castrense de España, Francisco Pérez González.
La anécdota de la jornada corrió a cargo de los cinco primos mayores de la Infanta, quienes se acercaron a la primera fila -donde estaban sus padres- para ver más de cerca lo que estaba ocurriendo. Pero, no contentos con ello, no pudieron resistir la tentación de acercarse a la pila bautismal de Santo Domingo de Guzmán, una reliquia del siglo XII en la que fueron bautizados la mayoría de los Herederos a la corona de España, para unirse a los Príncipes de Asturias y a los Reyes mientras Monseñor Rouco Varela vertía el agua sobre la cabeza de la Infanta.
Asistieron al bautizo los Duques de Lugo y Palma con sus hijos; las hermanas de don Juan Carlos, las infantas Pilar y Margarita, con sus respectivas familias; los dos hermanos de doña Sofía, Irene y Constantino de Grecia con su esposa, Ana María, y varios de sus hijos, así como los familiares de doña Letizia: sus padres, Jesús Ortiz y Paloma Rocasolano; sus abuelos, Menchu, Enriqueta y Francisco, bisabuelos de la pequeña Leonor; y las dos hermanas de la Princesa, Telma y Erika, entre otros.
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