Aunque inicialmente se dio por hecho que el Príncipe de Asturias permanecería en la ciudad del Pilar hasta después de comer para poner un broche de oro a las maniobras de fin de curso, después de dos días de actividades militares, el Príncipe decidió volver a casa para estar con su familia unas horas antes de lo previsto. Don Felipe, que se encontraba en la Academia General Militar de Zaragoza participando en el ejercicio Cierzo 07 -se emplean los sistemas de armas más modernas- que se organiza en el campo de San Gregorio maniobras el empleo de los sistemas de armas más modernos, llegó a mediodía al Palacio de la Zarzuela para celebrar con doña Letizia su tercer aniversario de boda. Para sorpresa de algunos periodistas acreditados que se encontraban en la Zarzuela con motivo de una audiencia del Rey con el Patronato de la Fundación Sagardoy, los Príncipes de Asturias se reencontraron ante la puerta de Cristales del edificio anexo al Palacio de la Zarzuela, donde se encuentran ubicados los despachos de Sus majestades los Reyes y la secretaría del Príncipe. Antes de llegar al helipuerto, don Felipe quiso saber dónde se encontraba su esposa y se dirigió nada más aterrizar a las puertas del palacio de la Zarzuela. Sin haber tenido tiempo para haberse cambiado de ropa y llevando todavía el uniforme de campaña, el Príncipe esperó a las puertas del palacio, apoyado en un coche, a la princesa de Asturias que, en ese momento, salía del mismo empujando el cochecito en el que iba la pequeña Sofía. La primera en llegar a los brazos de Papá fue la infanta Leonor, después se unió el resto de la familia. Los príncipes de Asturias y sus dos hijas saludaron a la prensa desde lejos, les dijeron que sus hijas estaban muy bien y, a continuación, emprendieron camino hacia su residencia.
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