La transformación de doña Letizia como Princesa de Asturias

Por hola.com

Los Reyes de España ofrecieron ayer lunes, acompañados por los Príncipes de Asturias, una cena de gala en el Palacio Real a la presidenta de Letonia y a su esposo, Imants Freibergs, que la acompaña en esta visita de Estado, la primera de un presidente del país báltico a nuestro país.

Una cena en la que se puso en evidencia, una vez más, el carácter conciliador de nuestros Reyes, tal y como dijo don Juan Carlos en el discurso pronunciado durante los brindis previos: "Aspiramos a un mundo más justo, más prospero y más solidario en el que prevalezcan la paz y el respeto a los derechos humanos, y en el que se destierre para siempre la barbarie terrorista. España se propone avanzar hacia esa meta impulsando un multilateralismo eficaz, en torno a las Naciones Unidas y con pleno respeto al Derecho Internacional... Y repudiamos y condenamos rotundamente la violencia y el terrorismo. Cuando el odio y la negación de otro imperan, la violencia y la destrucción se convierten en regla. Por eso, debemos trabajar para superar el horror del presente y alcanzar un futuro de convivencia pacífica y de prosperidad compartida".

El antes y el después de un año de aprendizaje
Pero, también una cena en la que [doña Letizia] Ortiz reapareció de nuevo en escena como una auténtica princesa. Una Princesa que se había preparado a fondo junto a su esposo para recibir con toda la información a la presidenta Vaira Vike-Freiberga, porque como bien dijo el Rey, Letonia "podrá contar siempre con España para aportar cuantos esfuerzos solidarios resulten precisos para el bien de nuestros países y el futuro de Europa". Pero también como una Princesa que no descuidó ni un solo detalle de su apariencia para la que sería su nueva presentación en palacio. La que sin duda marca un antes y después en este año de duro aprendizaje.

Doce meses -faltan apenas dos semanas para que se cumpla el aniversario del anuncio oficial de compromiso- en los que doña Letizia no ha regateado esfuerzos a la hora de asumir un papel por el que camina ya sin titubeos, completamente segura.

El orgullo de los Reyes de España y de su familia
Con un espectacular peinado realizado con tirabuzones y adornado con la tiara de las flores, y un impresionante traje largo -corpiño ceñido y muy escotado combinado con una falda de gran vuelo-, la Princesa de Asturias ha recorrido los pasillos de palacio de la mano de su esposo, el Príncipe de Asturias, y ha seguido, sin perder detalle, todos los gestos y palabras de Sus Majestades los Reyes que han sido, junto a su [don Felipe], sus verdaderos maestros durante todo este tiempo.

La trasformación se ha producido. Si no la hubiéramos descubierto en la pequeña pantalla de TVE presentando el telediario de la noche, y si no dispusiéramos, con todo lujo de detalles, de los hechos que arroparon su vida, difícilmente podríamos decir que doña Letizia no fue educada bajo el techo de un palacio.
La Princesa de Asturias lo ha conseguido y aunque queda un largo camino por recorrer, los resultados a la vista están. Mimetizada completamente con la Familia Real, doña Letizia avanza imparable a la conquista de su objetivo: ser el mejor apoyo para el Príncipe de Asturias, el orgullo de los Reyes de España y de su familia; en definitiva, la mejor y más profesional de todas las Princesas del siglo XXI.