La Familia Real española y sus históricas audiencias en el Vaticano

Por hola.com

En 1923, el rey don Alfonso XIII y su esposa, la reina Victoria Eugenia, fueran recibidos por el papa Pío XI, en el Vaticano. Los Soberanos viajaron en el acorazado Jaime I desde Valencia a Génova y fueron escoltados por cuatro buques de la Armada española. A pesar de que, inicialmente, el Santo Pontífice se negó a que la Reina vistiera de blanco, Alfonso XIII consiguió hacer valer el privilegio que Pío VI le otorgara a Carlos IV y a su esposa, la reina María Luisa de Parma, que, como Soberana católica, fue la primera Reina española que vistió de blanco. Una distinción que se ha ido renovando a través de los siglos porque así lo quiere el Papa.

Un collar de perlas por los suelos
Aunque son muy pocos los detalles que han trascendido sobre el forcejeo entre el Rey y el Papa, sí se sabe que la reina Victoria Eugenia vistió de blanco y que protagonizó, también, una curiosa anécdota cuando, por culpa de los nervios, se enganchó su collar de perlas desperdigándose éstas por toda la sala donde se estaba celebrando la audiencia.

Cuando todavía no habían concluido su luna de miel, don Juan Carlos y [doña Sofía] asistieron a su primera audiencia privada en el Vaticano con el pontífice Juan XXIII. Ya en el mes de febrero de 1977, los Reyes de España fueron recibidos con todos los honores por el papa Pablo VI en su biblioteca privada de la Santa Sede con un discurso en el que resaltó su agrado por los perfeccionamientos llevados a cabo en el terreno de las relaciones entre Iglesia y Estado en España. El Rey correspondió a las palabras del Pontífice con un discurso del que se podría destacar lo que sigue: "Vengo a Roma como Rey de España en un momento de indudable importancia para la historia de mi país, que el pueblo español está viviendo con esperanza, con serenidad ante las dificultades y, sobre todo, con la firme decisión de ser el creador y dueño de su propio destino".

Cálida bienvenida
Roma, la ciudad donde nació el Rey, le recibió con gigantescas pancartas en las que podía leerse: "Bienvenuto, Juan Carlos I. Rey de la democracia y de la libertad. Romano de nacimiento...". La Reina doña Sofía, vestida completamente de blanco, llevaba un traje de raso que diseñaron para ella las hermanas Molinero. Un vestido ceñido hasta el talle, con escote cuadrado y falda acampanada que iba rematada por un volante al bies en onda. El mismo corte que las modistas aplicarían en el borde de las mangas. Un vestido muy sencillo sobre el que doña Sofía llevó la Cruz pro-Eclesia et pontífice y la Banda de la orden de María Luisa cruzada al pecho y prendida con un broche de perlas a juego con su collar y sus pendientes. En la mano, tan sólo un pequeño bolso plateado. El Rey vestía uniforme de gala del ejército de Tierra con la banda de la orden de Carlos III, el Gran Collar de la Orden Piana y el Toisón de Oro.