Con sólo echar un vistazo a la ilustre lista de invitados ya se adivinaba una majestuosa fiesta en el parque Tivoli de Copenhague. Y es que Federico y Joaquín de Dinamarca y sus respectivas esposas, las princesas Mary y Marie, a cada cual más elegante de negro, volverían a mostrar su estrecha amistad al barón Peter Wedell-Wedellsborg y la baronesa Nina Wedell-Wedellsborg arropándoles en su especial aniversario.
Nadie quería perderse la señalada ocasión ni por lo significativo de la fecha -la celebración era doble: las bodas de plata del matrimonio y el quincuagésimo cumpleaños de la Baronesa- ni por la calidad (y cantidad) de los invitados. Entre los 150 asistentes figuraba también la ex mujer del príncipe Joaquín, la condesa Alejandra, aunque fue sin Martin Jørgensen, su esposo, que tenía otro compromiso.
La condesa Alejandra, que estuvo acompañada por el diseñador Peter Ingwersen, mostró una vez más la buena relación que mantiene con la Familia Real danesa y en especial con su ex marido, el príncipe Joaquín, y su nueva mujer, la princesa Marie, con quienes estuvo charlando largo rato.
La Baronesa, que trabaja como directora de la filial danesa de la casa de subastas Sothebys, conoce a los Príncipes desde pequeña, gracias a la estrecha relación de sus padres con la reina Margarita y el príncipe consorte Henrik. La condesa Alejandra hizo de madrina, cuando aún estaba casada con el príncipe Joaquín, del hijo más joven de los tres de la Baronesa, Thomas.
Los príncipes Federico y Mary llegaron, al igual que el resto de invitados, a las 19 horas, pero abandonaron el restaurante una hora después para poder asistir a la final de Eurovisión, que se celebraba esa misma noche en Copenhague. Según la revista Billed-Bladet, la fiesta se prolongó hasta las tres de la madrugada y la mayoría de los invitados se quedaron hasta el final.
