La vida oficial del reino de Dinamarca se escribe con M de María. De la veterana princesa Mary, que es la Heredera al trono desde hace ya más de cuatro años y que en este tiempo se ha ganado el cariño de sus conciudadanos a golpe de actos, viajes y madrinazgos a causas benéficas, y de la iniciada princesa Marie que, tras su matrimonio con el príncipe Joaquín, hijo pequeño de la reina Margarita, ha aterrizado en una de las más antiguas monarquías de Europa.
Nada en la recién llegada ni en su pasado de empresaria en Ginebra presagiaba que tendría un destino excepcional en la Corte danesa, pero en pocos meses se ha hecho a su nuevo papel compartiendo la atención permanente de los medios de comunicación daneses con la curtida futura Reina. Así ocurrió ayer. Mary y Marie de Dinamarca han vuelto a coincidir tras las vacaciones de verano en un acto oficial junto al resto de los miembros de la [Familia Real danesa] -la reina Margarita con su esposo, el príncipe Henrik, y sus dos hijos, esposos de las Princesas, los príncipes Federico y Joaquín- con motivo de la apertura del año parlamentario, y han vuelto a convertirse en las verdaderas reinas de la jornada. Protagonismo que compartieron con la noticia de la proxima celebración de un referéndum (07-06-09) para eliminar la primacía del heredero varón, sobre la mujer, en la línea sucesoria.
Cuñadas y buenas amigas Mientras posaban para los fotógrafos en las escaleras de Christiansborg (sede del Parlamento), ambas Princesas charlaron animadamente entre sí demostrando la buena relación que mantienen. También que ambas tienen un mismo sentido del gusto y la elegancia desplegando ayer una regia puesta en escena, acorde con la sobria apertura del parlamento del país escandinavo.
No es descabellado presuponer que, dado que se trataba de la primera aparición de la esposa del príncipe Joaquín en este tradicional acto en el que habitualmente interviene la Familia Real danesa, pidiera consejo a la esposa del príncipe Federico, que se ha ganado la reputación de elegante. Marie, que llegó a la ceremonia del brazo de su orgulloso marido, hizo igualmente una apuesta ganadora. La bella Princesa se decantó por un vestido de color topo, que combinó con un sombrero a tono y una chaqueta blanca y, sin perder la compostura, superó la complicada prueba de atravesar la alfombra roja con diez centímetros de tacón.
