Después de un fin de semana de románticas nupcias en Dinamarca (el príncipe Joaquín y la princesa Marie contrajeron matrimonio el pasado sábado), la [Familia Real danesa] se ha embarcado en otra gran fiesta con motivo del 40º cumpleaños del [príncipe Federico]. Familiares y amigos íntimos del Heredero danés le prepararon el pasado lunes una fiesta sorpresa. Después de que recibiera el homenaje de sus conciudadanos desde el balcón del palacio real de Amalienborg, el príncipe Federico se encontró con que le esperaba una fiesta a bordo del barco real Dannebrog, reveló ayer la revista Se og Hør en su edición digital.
Tarta, regalos, flores y amigos El plan inicial era que el barco navegara hasta el puerto de Taarbæk, al norte de Copenhague, para luego soltar ancla en el medio del Øresund, el estrecho que separa la capital danesa de la ciudad sueca de Malmö. Pero la incesante lluvia y el fuerte viento provocaron un cambio de planes. Los invitados, entre los que se encontraban la princesa Mary, los padres y los suegros del Heredero, fueron trasladados en lancha al barco, que permaneció anclado en el muelle junto a Amalienborg, protegido de las olas del embravecido mar.
El Dannebrog (que lleva el nombre con el que se conoce popularmente la bandera de Dinamarca) vivió una auténtica fiesta de cumpleaños con tarta, regalos, flores y vino, que se prolongó hasta altas horas de la noche. Los últimos invitados abandonaron el barco hacia las 2 de la madrugada, según la revista danesa. No figuraban entre ellos, claro está, los príncipes Joaquín y Marie, que se encuentran de viaje de novios. Pusieron rumbo a un lugar secreto tras casarse el pasado día 24 en la iglesia de Møgeltønder.
