Pese a su divorcio del príncipe Joaquín y a su nueva relación con Martin, la princesa Alejandra sigue contando con el cariño y apoyo de todos los daneses, que han visto en visto en ella a una madre modelo, que ha querido educar a sus hijos próximos a su padre, y a una Princesa ejemplar absolutamente dedicada a sus obligaciones para con la Familia Real. Con la simpatía que le caracteriza, por la que es tan admirada en su país adoptivo, la princesa Alejandra, radiante con un suéter estampado con flores rosas, atendió en Christiansborg el Día Internacional de la Mina y, días después, vestida de gris y con un enorme sombrero rojo, inauguró el Experimentarium de Copenhague. Un proyecto científico para jóvenes de 13 años, los mejores de cada clase, y sus profesores, en el que la Princesa aprendió, por ejemplo, a prender fuego a pompas de jabón y hacer que las llamas vuelen por los aires.
Aunque Alejandra sigue ejerciendo su papel de Princesa tras su separación, lo cierto es que hace ya mucho tiempo que ella y sus hijos dejaron de vivir en palacio y que tanto el príncipe Joaquín como su ex esposa han rehecho sus vidas sentimentales. Sin embargo, los padres de la Princesa continúan ocupando la vivienda del chófer en Møgeltønder y para ellos la llegada de la nueva novia del príncipe Joaquín ha sido un nuevo disgusto. Cuando Alejandra vivía en palacio, se veía a sus padres de paseo muy a menudo; ahora, casi nunca. Algunos rotativos daneses apuntan a que la causa de su desánimo es que, en realidad, querrían marcharse del pueblo, y de Dinamarca, pero que no pueden permitírselo. Actualmente, el padre de la princesa Alejandra tiene 81 años y no parece tener muchas energías para buscar un nuevo lugar en el que vivir. No obstante, la Princesa no ha olvidado a sus padres y los visita a menudo con los niños.
