Mary de Dinamarca: madre y princesa perfecta

Por hola.com
Un dedo de mamá como chupete
A nadie se le escapa, por ejemplo, que, a pesar de los extraordinarios mimos que su madre le propina, Christian Valdemar intenta morder la solapa de la chaqueta ni su enorme determinación a la hora de buscar alimento e inspeccionar con su puño el escote de mamá. Tampoco que es ésta la razón por la que la Princesa le ofrece a modo de chupete uno de sus dedos. La escena, impensable desde un punto de vista protocolario, pone en evidencia, sin embargo, la mayor de las leyes de la naturaleza: el vínculo de una madre y un hijo... Y eso, de alguna forma, hace sentir a los presentes como en su propia casa.

PILFINGER: el pequeño hombrecito
Y a nadie se le escapa tampoco cómo juega y su sonríe a su madre que lo arrulla y lo acuna mientras él disfruta como un rey de sus brazos protectores. De hecho, han sido precisamente sus gestos los que han forzado a la ciudadanía -muy aficionados a poner motes a los miembros de la Familia Real (por ejemplo, Daisy a la Reina, Alex a Alejandra o Pingo al propio Federico)- a ponerle uno precipitadamente, sin esperar a ver cómo se desarrolla su personalidad en los próximos años: PILFINGER, un término usado para los niños curiosos que todo lo quieren tocar.

La futura Reina les muestra a su hijo orgullosa "que ya ha crecido mucho" - siete kilos y hace un gesto dando a entender que ya pesa un montón- y les cuenta:" ha sido un día hermoso, estoy feliz y entusiasmada, y el príncipe se ha portado muy bien..." También, que es tranquilo, sencillo, y duerme bastante por las noches; que le llaman "lille mand" (pequeño hombrecito) y que, aunque no les ha costado nada ponerse de acuerdo en los nombres que debía recibir, sí esperaron un tiempo después de su nacimiento para tomar una decisión final sobre cómo debía de llamarse el pequeño...
Mary se entrega y da explicaciones de todo... El príncipe Federico elige cantar en el templo salmos populares e invita a la recepción a todo el personal de palacio....Los daneses están felices y empiezan a mirar el futuro del reino a través de los ojos de los Príncipes Herederos.