Desde que se comprometiera con el príncipe Federico de Dinamarca el pasado 8 de octubre, Mary Donaldson se ha convertido en la máxima protagonista del reino escandinavo. Así lo demostró el pasado lunes durante su debut real -la [cena de gala que ofreció en el Castillo de Fredensborg] la reina Margarita en honor a los Grandes Duques de Luxemburgo-. Un debut en el que Mary, una vez más centro de todas las miradas, desplegó brillantemente, como si se tratase de una condición innata, sus dotes de Princesa.
Como una reina Y lo volvió a repetir anteanoche durante el concierto de la Filarmónica de Luxemburgo en la Casa de la Radio de Copenhague. Un emotivo recital presidido por la [Familia Real danesa], que contó, como invitados de excepción, con los grandes duques Enrique y María Teresa de Luxemburgo, entre los más de 400 asistentes; y, al mismo tiempo, un regalo para los daneses aficionados a la música clásica, pues también ellos pudieron disfrutar de Schubert y de su novena sinfonía -los grandes protagonistas del repertorio, aunque también hubo espacio para el himno nacional- en la radio.
Vestida completamente de negro, con un conjunto de chaqueta y pantalón, y luciendo un peinado mucho más juvenil que el que llevó en la cena de gala de Fredensborg el día de su compromiso, Mary Donaldson se convirtió de nuevo, como decíamos, en la reina indiscutible de la velada. No tuvo rival aquella noche. Ni siquiera lograron eclipsarla mínimamente su futura suegra, la reina Margarita y el esposo de ésta, el príncipe Enrique; su prometido, el [príncipe Federico]; su futura cuñada, la princesa Alejandra, elegantísima con un vestido negro estampado de flores, o los Grandes Duques de Luxemburgo.
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