El príncipe de Dinamarca y su novia, Mary Donaldson, han pasado juntos sus vacaciones de Semana Santa esquiando en Suiza. Pero en lugar de los hoteles de lujo, a los que por su condición de Príncipe está acostumbrado, la pareja ha elegido vivir discreta y privadamente en casa de unos amigos daneses en Verbier.
Hasta ahora, cuando pasaba sus vacaciones esquiando en los Alpes, Federico, de 33 años, solía hospedarse en un conocido hotel de Verbier y salir de bares y discotecas con los amigos, pero esta vez optó por unas jornadas de ocio mucho más discretas, privadas y tranquilas junto a su novia Mary Donaldson.
Por lo visto, la vida nocturna ya no le atrae como antes. Las noches de desenfreno con los amigos hasta altas horas de la madrugada han dejado de tener el encanto de antaño. Federico y Mary prefieren disfrutar de su tiempo libre en compañía del otro, en lugar de visitar los diferentes locales de moda de Verbier; una de las ciudades más ricas, por otra parte, en restaurantes, cafés y bares; y la misma, donde la Familia Real sueca, por ejemplo, y buena parte de la jet-set internacional disfrutan de sus vacaciones de Navidad.
La hija de Juhl-Joergensen Mary y Federico disfrutaron de esta semana blanca en compañía de uno de los amigos íntimos del Príncipe, el director administrativo de la empresa danesa Aston IT Group., Peter Warnoe, y de su mujer, Malene Juhl-Joergensen -hija del conocido constructor danés Axel Juhl-Joergensen-. Los dos hijos de la pareja, de cinco y un año, también compartieron con ellos estos días.
Peter Warnoe, una de las fortunas más boyantes de Dinamarca, invirtió, hace algunos años, parte de sus ingresos para construir una casa de ensueño en las proximidades de Verbier. Uno de los rincones del mundo ideales para practicar esquí y disfrutar de exquisitas cenas en buena compañía.
