Bélgica celebra el Día del Rey

Por hola.com

Pese a la profunda crisis política e institucional que Bélgica sufre desde la celebración de las elecciones generales el pasado 10 de junio y la posterior dificultad para formar un Gobierno de consenso entre flamencos y valones, la [Familia Real belga] al completo asistió ayer a los actos conmemorativos del Día del Rey. Esta ocasión (Fête du Roi en idioma francés y Koningsdag en flamenco) se celebra desde 1866, siempre el 15 de noviembre, fecha en la que se festeja la onomástica del rey Leopoldo, primer Soberano de los belgas, cuyo mandato se extendió desde 1831 hasta 1865. El rey Balduino decidió en 1951 mantener este día como una jornada en la que los belgas pudieran demostrar su respeto y cariño a la Familia Real. Muestras de afecto que se repiten en este día cada año. Ayer también.

Los actos conmemorativos comenzaron con una misa Te Deum en la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula de Bruselas. Se dieron cita allí la reina Fabiola y, junto a ella, los tres hijos del rey Alberto con sus cónyuges: el príncipe heredero Felipe y su esposa, la princesa Matilde; la princesa Astrid y su marido, el príncipe Lorenzo, y el príncipe Laurent acompañado de su esposa, la princesa Claire. Los seis estuvieron pendientes en todo momento de la reina Fabiola, especialmente la [princesa Matilde], que la ayudó a bajar las escaleras del templo cogiéndole la mano y demostrando la estupenda relación que existe entre ambas.

La Familia Real unida en el Día del Rey
Las damas compitieron en elegancia: Fabiola, que se detuvo a saludar a todos los conciudadanos allí congregados, eligió un elegante abrigo beige; la Heredera, embarazada de cuatro meses, optó por un look retro cuyas claves fueron un sombrero casquete, a juego con el abrigo en la gama de los grises, y sus guantes y bolso a tono; la princesa Astrid, en la misma línea retro, se decantó por un abrigo de piel y sombrero casquete a juego, y la princesa Claire lució para la ocasión un bonito abrigo blanco con cuello marrón. Tradicionalmente los Reyes no asisten a esta ceremonia religiosa. La única ocasión en toda la historia del país en la que los soberanos sí estuvieron presentes fue el año pasado ya que se celebraba el 175º aniversario de la independencia de Bélgica.

El protagonista del día, el rey Alberto, compareció en el acto más solemne. A las dos de la tarde tuvo lugar un desfile militar delante de la escalinata del Palacio Real en la capital belga. En la parada participó un destacamento de la Guardia de Honor. El Rey pasó revista a la tropa y en presencia de los oficiales y suboficiales del Segundo Regimiento de los granaderos -que son los encargados de portar el estandarte de mando del Rey-, el Comandante de la Unidad Operacional de la Marina de Bélgica (COMOPSNAV) leyó el tradicional discurso en el que se renueva la confianza y la lealtad de las Fuerzas Armadas en la figura del Rey.

Ya sin la presencia de los Reyes, la Familia Real se trasladó por la tarde al Palacio de la Nación en Bruselas, lugar en el que está establecida la Cámara de Representantes belga. Los miembros reales fueron recibidos por el Presidente del Parlamento, Herman van Rompuy, por el Presidente del Senado, Armand de Decker, y por el Primer ministro, Guy Verhofstadt. A continuación se desarrolló un acto académico en el que una serie de personalidades leeyeron discursos sobre el tema Bélgica y la cooperación internacional al desarrollo. El último en tomar la palabra fue el Primer Ministro. El evento se clausuró con la interpretación del himno nacional de Bélgica, llamado La Brabanzona, que corrió a cargo del afamado cantante belga Helmut Lotti.