Tal y como se había anunciado, la Casa Real belga devolverá al ministerio de Defensa los 175.000 euros de origen fraudulento con los que el príncipe Laurent -hijo menor de los soberanos belgas- acondicionó y amuebló su impresionante residencia, Villa Clémentine. Un dinero procedente del desvío de 2,2 millones de euros de la Marina, por el que once personas fueron condenadas el pasado 13 de febrero, entre ellas su antiguo asesor, el coronel Noël Vaessem.
El hijo menor de los reyes Alberto y Paola, acusado por la fiscalía de haber recibido parte del dinero desviado para remodelar su residencia y para financiar la fundación que creó para la protección de animales, declaró el pasado mes de enero ante el Tribunal de Hasselt en calidad de testigo y a petición de la defensa del coronel Vaessem, quien señaló al Príncipe como presunto cómplice de fraude y, también, como una persona "obsesionada con la búsqueda permanente de dinero". Sin dar importancia -al menos en apariencia- al hecho de haberse convertido en el primer Príncipe que es llamado a declarar en toda la historia judicial belga, Laurent compareció muy sereno y muy tranquilo prometiendo que diría la verdad y toda la verdad. El Príncipe dijo que sí conocía la procedencia del dinero, pero que creía que todo el asunto era legal y que no tenía ningún motivo para dudar de la legitimidad o legalidad de las actuaciones del oficial que le fue asignado como ayudante por su padre para la reforma de Villa Clémentine.
El príncipe Laurent ha quedado al margen de posibles delitos, pero una vez demostrado que los 175.000 invertidos en las reformas de su casa tienen una procedencia ilegal, el acuerdo pactado entre el Gobierno y Palacio de devolver el dinero se pone en firme. El pago se efectuará a través de la lista civil del Rey, que comprende la totalidad del presupuesto de la [Familia Real belga], y el dinero se destinará a la reparación de viviendas militares de víctimas de accidente de trabajo.
