ALBERTO II Y PAOLA: LA MADUREZ DE UN REINO

Por hola.com

Sucede a Balduino en el trono su hermano, el Príncipe Alberto. Un Rey que ya le había sustituido en la Jefatura del Estado, durante 36 horas, en 1990, cuando Balduino, para no verse obligado a sancionar con su firma la ley de despenalización del aborto -tan en contra de sus creencias-, renunció temporalmente a su reinado. La vida de Alberto II de Bélgica (1934) como la de su hermano Balduino está marcada, también, por la muerte de su madre en accidente, por la Segunda Guerra Mundial y el exilio. Pues había cumplido ya los quince años cuando el Parlamento belga les permite regresar a su país natal. Alberto, entonces, aconsejado por su padre, se consagra al estudio del desarrollo del transporte y se interesa por la navegación. En 1959, con el apoyo de toda la familia, se casó con la princesa italiana Paola Rufo di Calabria, una mujer bellísima, y una década después, tras el nacimiento de sus tres hijos: Felipe, Astrid y Laurent, se hacen públicos sus problemas matrimoniales. Cuando todo apunta a un sonado divorcio, el matrimonio reaparece, de nuevo, después de un largo silencio, como una pareja sólida y fuerte. Enamorada. Se acabaron, entonces, los comentarios y la familia Real belga volvió a su discreción de siempre. Balduino y Fabiola ayudaron a criar a sus sobrinos como si fueran sus propios hijos -educaron al príncipe Felipe para ejercer como Rey- y Alberto y Paola se volcaron, por completo, en los hijos y en el trabajo.